Cap. 2

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Volví a enderezarme y caminé hasta la cama desplomando mi cuerpo sobre ésta. Me sentía exhausta y no sabía por qué, ¿Acaso sería el viaje? O ¿simplemente me sentía así porque estaba en Corea?

Venir a Corea siempre fue uno de mis más preciados deseos y metas en la vida, y ya se había hecho realidad. Ahora solo necesitaba seguir con las otras, la cual era visitar sus museos y lugares más visitados, ir al museo de big hit y lo más importante, conocer a bangtan.

Conocer a bangtan siempre fue mi más grande sueño, tanto que hasta llegué a pensar muchísimas veces que sería algo imposible de realizar, pero las cosas a veces suceden por algo. Nunca imaginé que vendría a Corea del Sur y miren donde estoy, en la casa de mi amiga coreana que vive en Seúl. Ahora sí puedo decir que los sueños, con esfuerzo sí se pueden realizar y eso era lo que estaba logrando, que con mis esfuerzos mis sueños se realizaran.

Me quedé rendida en el instante en que caí sobre la cama, dormí durante un buen rato. Me desperté por la vibración de mi celular dentro de uno de los bolsillos de mi pantalón. Me levanté sorpresivamente por el efecto del celular, me senté sobre la cama aún con los ojos entreabiertos, saqué el celular del pantalón y deslicé mi dedo índice a la derecha para contestar.

— ¿Hola?

— Hola mi amor, ¿cómo estás, llegaste bien? Cuéntame.

— Hola, mamá, estoy bien y también llegué bien. Tú, ¿cómo estás? — acaricié mis ojos para poder ver el celular

— ¿Estabas durmiendo?
Bostecé.

— Sí, me desperté por tu llamada.

— Disculpa, no sabía que estabas durmiendo. Aquí todos estamos bien, aquí ya es de día.

— Que bueno má', me alegro. Aquí ya son las... Siete de la noche. ¡Espera! ¡Qué! ¿¡Ya son las siete de la noche!? — exclamé alterada. No sabía que había dormido tantas horas.

— Eso acabas de decir. — dijo confundida a través de la pantalla con el ceño fruncido. — ¿Sucede algo?

— Eh, no. — respondí más relajada.
Me levanté de la cama.

— Mamá, te tengo que dejar, tengo que bañarme y comer algo. Hablamos después.
Ella asintió. — Está bien, entonces cuídate mucho, ¿Bien?

Asentí. — Sí, no te preocupes. — sonreí a la pantalla. — Bueno, ya colgaré, adiós.

Tiré uno besos a la pantalla donde se encontraba mi madre haciendo lo mismo y colgué la llamada.

Tiré el celular a la cama después de terminar de hablar con mi madre. Caminé de un lado a otro sin saber qué hacer primero por toda la habitación. Pensé:

— Primero desempacar.

Fui rápido hacia donde se encontraban las maletas y las llevé hasta la cama donde las abrí. Toda la ropa de arriba rebotó por la presión que tenía, ya que estaba muy llena. Levanté la maleta al aire y la giré hacia abajo para que la ropa cayera sobre la cama.

Me dirigí al closet, lo abrí, tomé las perchas que habían dentro de éste y las coloqué al lado de la ropa.

Miré toda la ropa que había traído, la verdad no había preparado yo las maletas sino mi madre y, en definitiva, ni debí dejarla hacerlo. La ropa que me había empacado parecía la de mi hermana pequeña, no iba a guardar eso en el closet.

Caminé nuevamente hasta la otra maleta y la puse sobre la cama, la abrí y revisé detenidamente cada ropa. Esta maleta la preparé yo, pero no había guardado abrigos dentro y estaba haciendo frío. Solo tenía tres suéteres y eso no era suficiente, necesitaba algo que realmente me mantuviera en calor.

Mi Para Siempre || PJM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora