Cap. 13

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¡Ay, Diosito escucha mis plegarias y no permitas que quede en ridícula con lo que haré!

Respiré profundo, preparándome para lo que haría, estaba que temblaba por dentro, mis manos sudaban, tenía miedo de que mis nervios me traicionaran en cualquier momento. Tomé el rostro de Jimin con delicadeza, acerqué el mío despacio hacia él y lo besé lento y cuidadosamente. Nuestros labios se hicieron uno solo, entrelazados haciendo química, empecé con el labio inferior, luego pasé al superior y así repetía el proceso durante unos segundos. Mientras nos besábamos con pasión, mis manos acariciaban su nuca y jugaban con su cabello de la parte de atrás de su cabeza, luego de besar y chupar con ganas su labio inferior varías veces para alterarlo, lo apreté con mis diénteles suavemente. Me separé unos centímetros para mirar sus labios y respirar un poco, lo miré a los ojos, aún lo tenía cerrados, eso me decía que lo estaba disfrutando. Sus manos aún seguían en mi cadera, inclinó su cabeza hacia atrás para poder seguir besándolo y lo hice una vez más. Nuestros labios volvieron a juntarse una vez más, los dos nos volvimos a besar con deseo y despacio, nuestras manos jugando con nuestros cuerpos, nuestras lenguas entrando a la boca del otro, nuestros labios alterados y rojos por tantos besos me estaban empezando a calentar. Mis hormonas empezaban a alborotarse como animales rebeldes, quería más que solo besos, pero me controlé y en un movimiento y sin él darse cuenta, pasé mi lengua por su mejilla y mandíbula hasta encontrarme con su lóbulo y morderlo suavemente.

Sentí como de Jimin salió un pequeño quejido, lo miré de reojo, sus ojos aún seguían cerrados, el rostro de él estaba algo sonrojado, sus labios alterados y su respiración empezaba a agitarse. Sonreí ante eso, la verdad no pensé que lo disfrutaría, pero era algo que siempre había soñado hacerle si llegara a tenerlo cerca y lo estaba cumpliendo.

Aproveché que aún seguía cerca de su oído y le dije: — No sabes las ganas que tenía de estar, así como estamos ahora contigo. — y le lamí el lóbulo una vez más.

Empecé a bajar despacio por su cuello, dejando sobre éste pequeños besos, mordidas, lamidas y chupetones para excitarlo. Recorrí todo su cuello con mi boca, quería explorar y conocer cada parte de él con detalle, saber dónde se encontraba cada lunar, quería recorrer con delicadeza y atención cada parte de él, pero por ahora solo tenía acceso a la parte de arriba de su cuerpo. Aun así, traté de disfrutarlo y de hacer que él también lo hiciera.

Mientras exploraba su cuello a detalle, deslicé mis manos hasta encontrarme con el final del polo que traía puesto y sumergí mis manos por dentro de éste. Las manos de Jimin se movieron con rapidez sujetando las mías.

— Tranquilo. No haremos nada más que besarnos. — dije mirándolo a los ojos. El cuerpo de Jimin estaba comenzando a arder, su calor corporal empezaba a sobresalir, parecía estar algo excitado. Sus ojos me miraban como si suplicara por más, pero sus manos me detenían, no quería que abusáramos del momento porque apenas nos habíamos dicho que nos gustábamos.

Él volvió a acercarme a él, nuestros labios volvieron a unirse, pero está vez nos besamos como si nos necesitáramos el uno al otro. Sus manos acariciaban mi cuerpo por encima de la ropa, varios gruñidos escapaban de su garganta hasta mi boca, su ceño fruncido delataba lo molesto que estaba por querer más y no querer abusar de la situación y de mí.

— ¡Dios! ¡¿Por qué no nos encontramos antes, por qué diablos no nos conocimos antes?! — dijo luego de separarse. Su frente pegada a la mía, sus ojos cerrados, sus emociones encontradas y su enojo con el injusto destino me hacían sentir feliz y más enamorada de él.

— Tal vez nos dio tiempo para cumplir unos sueños antes. Tal vez no nos juntó antes por alguna extraña razón, ¿No crees?

— Tal vez tengas razón. Dicen que lo bueno siempre tarda en llegar, pero ¡Maldición! ¿Por qué no nos juntó desde un principio, así no tendría que buscarte en tantas mujeres?

Mi Para Siempre || PJM Where stories live. Discover now