Mi Para Siempre || PJM

Cap. 0

Siempre fui una persona sensible, desde pequeña, mi madre decía que solía llorar y rogar a los demás para que se quedaran a mi lado, nunca fui una persona sociable, tampoco conservaba a los amigos que hacía, todos se iban a la semana siguiente o a los tres días de conocerme, era un caso perdido haciendo amigos en la escuela o a cualquier lugar que iba, por eso, desde que tengo memoria estoy sola, voy a cualquier lado sola y me gusta estar así.

Cuando empecé la secundaria, solía decir muchas cosas que al final nunca se dieron o se cumplieron, era pésima para recordar las cosas importantes y todo el tiempo andaba pidiendo disculpas por cualquier cosa que hacía o decía y sentía que estaba mal, todavía lo hago, es un hábito que no he podido abandonar y que detesto.

Vivo en la República Dominicana, en la ciudad de Santo Domingo, donde los perros y gatos viven más en las calles que en la casa de alguna persona, donde la música y la alegría reina más en los colmados que en el hogar junto a la familia y donde las calles son más peligrosas que el mismo infierno si no sabes manejar.

Mi casa, se ubica en una de las calles de la hermosa zona colonial; un lugar lleno de historias y demás, que con frecuencia es visitada por personas de otros países. En ésta vivimos: mi madre, María Valdez, profesora de literatura en un colegio de niños mimados, mi hermana Camila y yo. Por otro lado, mi padre, Andrew Velasco, se divorció de mi madre hace tres años, desde ese día no he sabido mucho de él, solo que se fue con otra mujer y que ahora tiene una hija que se parece a mí, algo patético para ser cierto.

Es algo ilógico que una persona nacida de otro vientre que no es el de mi madre se parezca a mí, donde con quien más tengo parecido es con ella -mi madre-. Y pensar que quería ser hija única, aunque no me quejo de mi hermana, a veces hay días en los que no quiero ni siquiera verla, detesto que siempre esté usando mi ropa y esté pidiéndome dinero para salir a tomar como loca, pero ella es la que me maquilla y me arregla el pelo cuando no quiero ir al estilista.

Cuando cumplí los quince, logré formar una amistad con dos chicas de la escuela, ella si me supieron aceptar por cómo soy y cómo era todo el tiempo mi personalidad, fui muy feliz después de conocerlas. Además, gracias a ellas pude saber de la existencia de la banda surcoreana que se ha vuelto mi favorita en todos los tiempos: BTS. Ellas y BTS fueron muy importantes para mí desde el primer momento en que aparecieron en mi vida, estuvieron siempre a mi lado, me hicieron reír muchas veces, me hicieron sentir querida y también sentirme bien conmigo misma.

Cuando nos graduamos de la secundaria, mis amigas y yo siempre hablábamos de mudarnos juntas e ir a la universidad al mismo tiempo, pero no todas las cosas se dan como uno quiere, aunque nos seguimos comunicando de vez en cuando, ya no nos vemos como antes. Algo triste que se tenía que aceptar, ya que en cualquier momento algo como eso iba a suceder.

Mi vida no era tan mala como la mayor parte del tiempo pensaba que era, salí de la secundaria, me di un tiempo para hacer un curso de inglés y me inscribí a la universidad unos meses después, estudiar Diseño gráfico y fotografía, pues amaba tomar fotografías, literalmente y siempre había sido buena con la edición y era muy creativa, aunque a veces suelo tener bloqueos de creatividad.

Iniciando la universidad, los pensamientos de querer casarme con algún integrante del grupo BTS y tener una familia junto a alguno de ellos, desaparecieron, andaba más distraída que de costumbre así que no tenía tiempo ni siquiera para pensar en lo que haría al día siguiente, pero todo fue hasta ese día que decidí aprender a través de una aplicación un nuevo idioma, un idioma que quería aprender desde que supe de su existencia -de BTS-, el popular idioma de Corea de sur, y supongo que todos saben ya cuál es. Ahí fue como la conocí a ella, Kim Jisoo, desde ese día, mi vida dio un cambio inesperado.

¿Alguno de ustedes cree que los sueños sí se pueden hacer realidad?