Cap. 19

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Estaba acostada sobre la cama boca abajo, con el rostro sobre la almohada llorando. Desahogando mi alma, sacando todo el dolor y tristeza que tenía escondida. Estuve así durante unos veinte minutos, era viernes así que no me tocaba trabajar el fin de semana, el reloj marcaba las seis de la tarde, el día se estaba acabando y el sol ocultando. Giré mi cabeza hacia donde se encontraba la ventana de cristal, miré el cielo, casi no tenía nubes, a lo lejos noté la línea que dividía el mar con el cálido sol. Ahí pensé en lo que me había dicho Jae Sang el primer día; "Si quieres, en tus momentos a solas, esos donde sientes que ya no puedes más y que quieres simplemente desaparecer, puedes ir allá. El mar es buen terapeuta cuando se trata de curar almas tristes."

Me levanté de la cama, rápidamente me puse unos tenis, tomé mi cámara fotográfica, las llaves de la habitación junto con el celular, una gorra negra y salí del lugar con dirección a la playa. De camino a ésta solo me tomó unos diez minutos así que no me molesté en caminar para llegar, además, me haría bien hacerlo después de un mes solo yendo en auto al trabajo. Llegué al mar, no había muchas personas y la mayoría ya se estaba yendo, me acerqué despacio al lugar, empecé a caminar cerca del agua que salía y chocaba en la orilla y me dediqué a contemplar su belleza. Tenía mucho sin ir al mar, la última vez lo había hecho, fue en mi país un día antes de venir a Corea. Extrañaba su sonido, escuchar sus olas, verlas romperse en la orilla y convertirse en espuma blanca, ver al horizonte y notar la línea que lo divide del cielo. Ver el atardecer era lo que más amaba en la vida, pero verlo ocultarse tras el mar era otra de las cosas que más amaba, ¿Saben por qué? Porque no todo el tiempo tenía oportunidad de ir al mar, así que las veces que iba, las aprovechaba al máximo, disfrutaba como ahora de su sonido relajante. De sus colores. De sus maravillas.

Me detuve en un lugar donde no había personas y luego de sentarme sobre la húmeda arena amarilla, dediqué un momento para respirar más calmada. Cerré mis ojos y me dejé llevar por los sonidos que me rodeaban. Se sentía mágico. El meditar era una de mis cosas favoritas, pero tenía mucho que no lo ponía en práctica, hasta ahora. Dejé que mis pensamientos fluyeran, fue una mala decisión. Esos pensamientos que venían a mi mente eran más bien momentos, malos recuerdos de lo que había estado viviendo luego de llegar a Busan.

Veía ... Veía como las personas me señalaban y decían cosas feas mientras iba por la calle. Veía como mis cuentas personales eran llenadas de malos comentarios y feas publicaciones con mi rostro. Veía... Veía... Veía a una yo que no quería seguir con todo esto, que quería salir y alejarse de las cosas que le hacían mal. Veía a una yo que estaba muy triste y cansada de tantas vibras negativas en su vida, pero... También estaba él. El chico que me había dado su amor incondicionalmente, que me había brindado felicidad sin importar lo que decían los demás. Veía lo mucho que había luchado para llegar hasta aquí, para estar a su lado. No lo podía defraudar, no debía dejarme vencer por las cosas que dijeran, debía seguir luchando, por todos, por Jisoo. Por mí. Por él.

Mientras pensaba en todas esas cosas que me hacían daño, sentí una lágrima rodar por mi mejilla. Desperté de todos esos recuerdos y no pude evitar romperme en llanto. Lloré, los recuerdos volvieron, esta vez para apoderarme de mi mente y hacerme sufrir más. Miré la arena, mis lagrimas se perdían en ésta. Mientras la miraba me preguntaba: ¿Qué culpa tenía para recibir ese tipo de tratos? ¿Acaso había hecho algo malo para merecer lo que estaba recibiendo? O, ¿Eso de ser feliz al lado de Jimin no era mi destino?

— ¿Por qué? ¿Por qué diablos no puedo ser feliz a su lado? ¿Por qué esto me pasa a mí? ¿Es que acaso no estoy destinada a ser feliz al lado de la persona que más quiero? ¡Dime, responde! — dije solloza. — Es que... ¿No tengo derecho a ser feliz como quiero?

— Por supuesto que sí.

Escuché esa voz detrás de mí y sentí como todo se detuvo. Mis llantos se detuvieron, mis ojos se ampliaron, mi corazón se aceleró. ¿Qué rayos estaba ocurriendo?

Mi Para Siempre || PJM Where stories live. Discover now