― ❥ El Dragón y El Tigre.

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Luego de esa clase, ni mi hermano ni Minji volvieron a mencionar el tema. Supongo que —indirectamente— nos habían dado la charla, aunque claramente nos dejó con pequeñas secuelas. 

Los días pasaron y la abuela de Jimin decidió quedarse hasta su cumpleaños, el cual celebramos de la misma manera que el mío. 

Todos le hicimos regalos que él amó, desde ropa, hasta accesorios de fotografía —como una pequeña impresora de polaroids, la cual le regalaron Hoseok y Taehyung. 

Por otro lado, el regalo de nuestros hermanos mayores no fue solo algo material, sino que esa noche "casualmente" los tres estarían en el departamento de Jimin, y si nosotros queríamos estar tranquilos podíamos venir a mi casa. 

Cosa que hicimos, pero principalmente porque quería hablar con Jimin. 

Ambos estábamos sentados en el piso de la sala. Jimin estaba entre mis piernas, y mientras yo le daba besos en el hombro, él jugaba con la cámara que le regalamos con Yoongi y Namjoon. 

—Sonríe —murmuró en voz bajita y yo lo hice inmediatamente para después escuchar el click que hizo la cámara al sacar la foto. 

Jimin sonrió ampliamente y más cuando la foto fue expulsada. Una vez la tuvo en sus manos, la agitó por unos segundos y luego la miró atentamente.

—¡Lindo! —exclamó con dulzura y dejó la cámara en el suelo para colocar aquella foto entre el celular y la funda transparente. 

—¿La pasaste bien hoy? —pregunté sonriendo y él asintió con una sonrisa. 

—Me gustó que hubiese mucha comida —confesó mientras seguía jugando con la cámara—. Me gustaron los regalos y amo que mi cumpleaños caiga en mi número favorito. Los días trece siempre son buenos días, incluso cuando caen día viernes. 

—Es porque es tu número —aseguré con una sonrisa—, y debo admitir que también es mi número favorito. 

Jimin giró suavemente su rostro.

—Entonces será nuestro número —murmuró bajito y asentí sonriendo. 

—¿Puedo darte mi regalo de cumpleaños? —pregunté suavemente y él, confundido, levantó la cámara—. Sí, sé que también te hice ese regalo, pero además de eso te compré algo más. 

Me estiré hasta mi chaqueta, que estaba sobre el sofá, y de ella saqué una cajita que contenía el regalo para Jimin. 

Se la extendí y él la tomó luego de dejar la cámara sobre el suelo. 

—Mientras pensaba en qué regalarte llegué al recuerdo de cuando nos conocimos. Me golpeaste porque te dije que eras muy pequeño para ser un tigre. —Él hizo una mueca y comenzó a desenvolver el moño de la cajita—. Lo curioso es que a mí me decían dragón, y esos dos animales representan el yin y el yang en la cultura china.

Jimin abrió la cajita y una sonrisa se formó en su rostro al ver los dos collares complementarios.

—Me hubiese gustado que fueran un Tigre y un Dragón, pero en pocas palabras es lo mismo. —Extendí mi mano y saqué el collar que era para Jimin—. El yin yang representa las fuerzas opuestas que son complementarias para generar un equilibrio en el universo. —Le coloqué el collar con delicadeza—. Estás fuerzas son interdependientes, es decir que una necesita de la otra para existir. Es por eso que dentro del yin hay yang y viceversa. 

—¿Nosotros somos eso? ¿Interdependientes? —preguntó con una sonrisa y yo negué inmediatamente.

—No creo que tengamos dependencia emocional, pero sí creo que estando juntos estamos completos —aseguré sonriendo—. Tú eres esa fuerza complementaria que tanto necesito para estar en equilibrio. 

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