58 - Suspiros con sabor a ti

7.3K 321 90
                                    

Carta de Silene a Pablo a un día antes de la boda.

Amor,

Cuando nos prometimos escribirnos antes de casarnos, jamás pensé que me pondría a llorar antes de empezar. Escribirte me hace recordar a cuando estábamos separados y enfadados y recurriste a escribirme esa carta. Sabes que la guardo como mi mayor tesoro al igual que tu guardas la mía.

Supongo que tengo que empezar por el principio y decirte como empezó nuestra historia y como me sentí yo desde el primer momento. Ya lo sabes, pero te repito por si tus inseguridades algún día te hacen volver a recaer.

Echo la vista a atrás y me remonto al uno de agosto del 2021. Una tarde normal, aburrida, mi hermano me llama y nos ponemos a jugar a la play. De repente os unís unos cuantos chicos y tú. Tu voz Pablo, tu voz. Tengo el vago recuerdo de las primeras palabras que nos intercambiamos y de lo tímida que estaba porque casi no hablaba español. Y ahora mirame casi sin acento.

La primera vez que nos vimos por videollamada casi me da algo, estaba demasiado nerviosa como para no poder ni respirar tranquila. Ni siquiera sé a día de hoy como pude aguantar la compostura durante todo el tiempo que duró la llamada. Me pareciste súper adorable, me encantó enseguida tu carita y supe desde primer instante que me pillaría de tí.

Conforme íbamos hablando me ibas pareciendo más y más guapo. Si es que por las noches me acostaba en mi cama y solo pensaba en ti. Y no quería nada más, tan solo disfrutaba con cerrar los ojos y verte. Era lo más cerca que podía estar de ti y me acabé conformando con verte y tenerte en sueños.

Sueños que se borraban cada mañana al despertar con el amancer y volvían al atardecer en cuando nos llamábamos.

Porque las rosas muertas no pueden volver a florecer, pero yo estaba marchita y con tu luz volví a abrir mis pétalos.

Mi vida no ha sido fácil, sobre todo mi infancia. Sabes mejor que nadie todo el calvario que me ha tocado vivir. Cuando llegaste a mi vida no estaba pasando por un buen momento. Teníamos a mi bisabuela en el hospital y casi no podíamos pagar el tratamiento. Al final acabó falleciendo y aunque fueron días muy duros, después nos vino la ilusión y las ganas de volver a vivir. Tú me ayudaste a salir adelante. Simplemente con tus llamadas me llenabas al alma. Hablar contigo me daba ese momento de desconexión que tanto añoraba.

Hasta que nos vimos en persona y sentí que el mundo se paraba a nuestros pies.

Te vi, me viste y no nos hizo ver más allá. Con una mirada nos lo dijimos todo y más. Al mirarte a los ojos por primera vez sentí que mi sitio debía estar contigo. Mi vida iba a estar atada a ti por un hilo invisible. Eras tú, te tenía y en ese momento no lo supe ver.

Eres tú y con eso me basta.

Tus labios rozando los míos por primera vez, como nos mirábamos con timidez. Como me abrazabas, como acariciabas mi cuerpo y como con tus palabras endulzabas la velada.

Contigo me sentía cómoda, me sentía yo, me sentía querida y me sentía en casa. Tu cuerpo rodeando al mío es sin duda el mejor hogar que puedo sentir.

No todo ha sido un camino de rosas en nuestra relación. Los dos la hemos cagado, tú sin motivos y yo con motivos de peso. Me arrepiento de haberlo hecho por despecho, me siento mal y me sentiré mal hasta el fin se mis días. La cagué y mucho y tuve la suerte de que tú tuviste el valor de perdonarme. Supongo que final fue una disculpa por una disculpa.

Lloré a mares, todas las noches me acurrucaba en la cama, me hacía una bolita y lloraba. Lloraba por ti, lloraba por mí, pero sobre todo lloraba por lo que pudo y no fue.

8534 𝒌𝒎 ▪︎ 𝑷𝑨𝑩𝑳𝑶 𝑮𝑨𝑽𝑰Where stories live. Discover now