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EPÍLOGO 2: ROMA Y ALEJANDRÍA

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RomA - AmoR
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-¡Mamá!-Alejandría subió los escalones de la casa de dos en dos mientras que su madre estaba limpiando el armario y sacando toda la ropa que ya no le hacía falta.

-¿Qué pasa cielo?-Silene paró en seco lo que estaba haciendo y miró a su hija la cual respiraba fuerte debido al esfuerzo físico.

Y es que Alejandría era la que menos resistencia física tenía de todos sus hijos. Y Silene se sentía muy representada por ella.

-Está Roma abajo con su novio-Ale alzó las cejas y Silene esbozó una media sonrisa.

-No seas cotilla y mucho menos pesada-la regañó la brasileña.

-Mamá, pero que te interesa y mucho-Ale se cruzó de brazos frustrada de que su madre no mostrara interés-. Si hemos intentando verle la cara siempre y nunca se la hemos visto. Y hoy se le ve de lleno vaya.

Silene abrió los ojos y tiró a la cama el vestido que llevaba en las manos. Miró a su hija y con gesto facial le indicó que bajaran hacia la planta baja de la casa.

-Vas a flipar mamá-Alejandría agitó las manos haciendo que su madre perdiera los nervios por completo.

-No me pongas más nerviosa-dijo Silene atacada.

Las dos bajaron las escaleras a paso acelerado y se fueron directas a la cortina de los ventanales derechos que adornaban la fachada.

-¡Me cago en la madre que la parió!-gritó Silene.

La brasileña abrió la puerta y Roma automáticamente se separó de su novio.

-¡Nicolás!-Silene encaró con la mirada a su amigo.

El gallego no sabía donde meterse, Roma se dio la vuelta muerta de la vergüenza y Alejandría no paraba de reírse a carcajadas.

-¿Donde está tu padre?-preguntó Silene llevándose las manos a la cabeza.

-Cagando-soltó Alejandría sin ningún tipo de pudor.

Silene no pudo evitar reírse ante la contestación de su hija. Si algo caracterizaba a Alejandría era la naturalidad con la que vivía la vida.

Pasaron los cuatro dentro de la casa. El ambiente estaba tenso, demasiado para el gusto de Roma y para el gusto de Silene. A las dos les preocupaba la reacción del sevillano ante la noticia de saber que Nico y Roma estaban juntos.

-¿Cuánto tiempo lleváis?-preguntó Silene mientras se llenaba un vaso de agua.

-Tres años-dijo Nico y la brasileña escupió toda el agua.

-¿Cuando ella todavía era menor de edad?-preguntó Ale muerta de la risa.

Roma le dio un capón a su hermana y justo en ese momento Pablo bajó por las escaleras. Silene se llevó las manos a la cabeza, Nico estaba nervioso perdido, Roma quería salir corriendo, Alejandría seguía con su ataque de risa y Paulo e India acababan de llegar a casa tras las extraescolares de inglés.

-¿Qué pasa mamá?-Paulo se abrazó a su madre y esta le dio un beso en la mejilla.

-Que el tío Nico se queda con nosotros hoy a cenar que nos tiene que contar una cosa muy interesante-Silene uso cierto tono vacilón.

-Capulla-susurró el gallego y Silene alzó las cejas vacilona.

Pablo propuso pedir unas pizzas y eso fue lo que hicieron. Silene junto a Roma fueron a poner la mesa y Pablo y Nico se quedaron hablando de fútbol y como les iba tras la retirada.