CAPÍTULO ESPECIAL 3

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Una noche en Roma para el recuerdo 🔥

24 horas antes de que Silene se enterase de que estaba embarazada.

- SILENE -

-Me duelen muchísimo los pies-me quejé mientras salía del baño-. Creo que hoy hemos caminado demasiado.

Hice pucheros mientras que Pablo me miraba de reojo, ya que se encontraba mirando el móvil. Supuse que estaría jugando a algún juego o viendo algún vídeo ya que tenía el móvil en horizontal.

-¿Quieres que te haga un masaje?-me miró con una sonrisa pícara y asentí con la cabeza mientras me mordía el labio inferior.

-Por favor, sería todo un detallazo-susurré caminando hacia la cama.

Me senté sobre su regazo. Agarré su mandíbula y uní mi boca a la suya. Pablo no se esperó para nada el beso, pero tardó poco en agarrarme del cuello de forma autoritaria y besarme como si no hubiera un mañana. Me ponía tanto que me agarrara del cuello, Pablo siempre lo hizo de forma sutil, pero igualmente me ponía cardíaca.

-Estás muy tensa cariño-dijo con la voz ronca mientras jugaba con mis rizos.

-A veces eres insoportable Gavira-vacilé tentándole queriendo llevarle al límite.

-¿Insoportable?-alzó la cejas y yo asentí.

-Muy insoportable amor-volví a unir mi boca a la suya, deseando matar las ganas que tenía de desatar toda la pasión.

Pablo se dejó caer en la cama conmigo encima, nos fuimos besando y poco a poco la ropa fue cayendo hasta que nos quedamos completamente desnudos. Las yemas de sus dedos se perdieron en la desnudez de mi espalda mientras que mis labios se recrearon en su cuello. Fui bajando en cuanto noté su erección sobre mi muslo. Fui chupando su abdomen mientras que el colocó sus brazos detrás de su cabeza y cerró los ojos disfrutando del placer. Lo vi morderse el labio y sonreí. Me llevé su miembro a la boca y comencé a chuparlo lentamente, poco a poco fui aumentando el ritmo mientras Pablo perdía su mano en mi pelo.

El viaje a Roma soñado, él y yo juntos viviendo nuestro momento y disfrutando juntos de la compañía del otro. Era nuestro viaje soñado, tanto que estar allí, en Roma, junto a Pablo fue algo irreal. Lo viví de forma intensa, muy especial, y aunque horas más tarde nos entraríamos de que íbamos a ser padres y a la vuelta tuvimos la terrible noticia que azotó mi vida me sorprendió hundiéndome en la miseria. La muerte de mi hermano fue algo inesperado, algo que vino para romperme y aunque nunca superé no tenerlo a mi lado, aprendí a vivir sin él. Dolía, pero pensarlo me ayudaba a lidiar con la pena. No fue fácil aquel viaje a Roma, pero igualmente fue muy especial porque Roma siempre supuso el pilar fundamental de nuestra relación. En Roma me enteré de mi primer embarazo y no podía ser de otra forma, nuestra primera hija se llamaría Roma, por lo que supuso para nosotros y lo que vendría después.

Me saqué el miembro de Pablo de la boca y me coloqué sobre su regazo. Guié su miembro a mi abertura y me dejé caer. Coloqué mis manos en su abdomen y me moví lentamente aumentando el ritmo poco a poco. Lo cabalgué superando todos los límites disfrutando a cada instante. Pablo clavó sus uñas en la piel de mis caderas mientras que sus ojos no dejaron de mirarme en ningún momento. Sonreí y él también lo hizo.

Me levanté de su regazo y me tumbé en la cama. Pablo se colocó encima de mí y comenzó a besarme muy despacio, de una forma muy sensual.

-Eres preciosa-susurró mientras su dedo pulgar rozaba mi labio inferior-. Te quiero Silene.

Su boca se perdió en la mía, me llevó a la locura aquella noche. Se coló en mi interior bruscamente, me embistió duro. Entró y salió de dentro de mí haciéndome perder la razón. Su boca se perdió en mi cuello y comenzó a succionar mi piel mientras que yo estuve a punto de romperme en dos.

-Pablo que me vas a dejar un chupetón-me quejé y noté como sonrió contra la piel de mi cuello.

-¿Y?-vaciló.

-Que te dejo de hablar-dije y disminuyó el ritmo de sus movimientos.

Lo hizo a posta, le gustaba torturarme, ya era rutina en nuestra relación.

-¿Qué has dicho?-me miró a los ojos.

-Que te dejo de hablar.

-¿Serías capaz?

-Sabes que sí-me hice la chula, esbozó una ligera sonrisa-. Y el que me acabaría pidiendo perdón serías tú a mí.

-Haces conmigo lo que quieres-vaciló y de nuevo recuperó el ritmo-. Eres la mejor que lo sepas.

De nuevo sus rápidas embestidas nos hicieron jadear. Entraba y salía a un ritmo constante y rápido, aquella noche se propuso lo que tanto le gustaba a él, hacerlo duro, pero con amor.

Acabamos los dos viniéndonos a la luz de la luna, en Roma, deseando permanecer juntos siempre.

Pablo se tumbó sobre mi cuerpo y me dio un beso muy tierno en la mejilla.

-Te quiero Silenita. Te amo mucho mi brasileña-acaricié su pelo mientras me deleité con todos sus "te quieros" y todos sus "te amo".

-Yo también te amo Pablo.

Busqué su boca y le di en beso corto en los labios mientras lo abracé aferrándome a su cuerpo.

-¿Te imaginas que algún día volvamos a Roma los dos de nuevo, pero con una hija llamada Roma?-sus ojos se iluminaron ante la pregunta.

Sonreí porque claro que me lo imaginaba. Si algo teníamos claro fue que volveríamos a Italia con una pequeña Roma con nosotros. No habíamos hablado mucho del tema hijos, pero los dos teníamos muy claro cuales eran nuestras prioridades a la hora de replantearnos la paternidad.

Fuimos padres jóvenes, no nos cuidamos lo suficiente y eso conllevó a que Roma tardase poco en venir. Pero a pesar de todo y del shock que tuvimos, Roma fue una niña muy querida y muy esperada. Sobre todo Gavi se quedaba por las noches mirándola y admirándola mientras dormía.

-Claro que me lo imagino porque tarde o temprano ocurrirá.

°°°

Espero que os haya gustado. Mil gracias por el apoyo siempre. ✨️💖

8534 𝒌𝒎 ▪︎ 𝑷𝑨𝑩𝑳𝑶 𝑮𝑨𝑽𝑰Where stories live. Discover now