Noventa y seis.

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En los recónditos y lúgubres senderos de mi alma me perdí una y otra vez, por alguna razón nunca podía encontrar el camino a casa; y eras tú él único que conocía el mapa, sin embargo nunca fuiste capaz de guiarme.

Todo lo que calla el alma (Libro 1) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora