three.

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Jennie miro con una pequeña sonrisa como Lalisa comía el pastel que ella había preparado la noche anterior. Era absurda la manera en que como inconscientemente hacia lo imposible para impresionar a su Alfa y demostrarle que podía llegar hacer una buena Omega digna de llevar su marca.

— ¿Te gusta?.— preguntó tímida y con las mejillas enrojecidas.

— ¡Me encanta, señora Jennie! ¡Está muy bueno!.— Lalisa respondió con entusiasmo comiendo el último bocado del postre.

— Te he dicho que no me digas señora, Lisa.— reclamo con suavidad al mismo tiempo que acariciaba los cabellos negros de la alfa.— Me alegra que te haya gustado. Lo h-hice para t-ti.

Tartamudeo al decir eso último. Dios estaba tan avergonzada de admitir que se desvelo haciendo un pastel solo para consentir a su Alfa.

— ¿De verdad? ¡Gracias, Jennie!.

La pequeña Alfa sonrió en grande y eso provocó un estallido de felicidad en ella e inconscientemente su Omega comenzó a esparcir feromonas de orgullo marcando toda la cocina con el. Fue conciente de su acción cuando noto como Lalisa movía la cabeza olfateando el aire.

¡Mierda! Tenía que tomar un supresor para ocultar su aroma.

— ¿Q-quieres más, Lisa?.— dijo tratando de distraerla.

— No, estoy muy llena.— Lalisa sobó su panza dando más énfasis a sus palabras.

— Bien. Iré a fregar los trates ahora vuelvo.

— Está bien.

Jennie se levantó de la mesa y tomo el pequeño plato donde antes le había servido la rebana de pastel, caminando hasta el fregadero. Lavo las cosas usadas y abrió uno de los cajones en dónde estaba su medicamento.

"Jennie esa cantidad de supresores que estás tomando es dañino, tienes que dejar de consumirlo.— las palabras firmes de su doctor resonaron en el consultorio.

— ¿Que se supone que haga? No puedo dejar de tomarlos, necesito controlarme.— dijo alterada.— Mi Alfa aún es pequeña, no puede marcarme aún.

— Estoy conciente de tu situación pero debes de terminar con esto. Solo te estás haciendo daño, tú cuerpo no podrá resistir esas grandes cantidades.

— No puedo. Tengo miedo de llegar a lastimarla por no controlar a mi Omega.

— ¿Por qué no dejas que otro Alfa te marque?.— sugirió.

— ¿Que?

¿Dejar que otro Alfa la marque? ¿Otro que no sea Lalisa?

No. No podía siquiera considerarlo."

— ¿Jennie?

Salió de sus pensamientos cuando escucho el llamado de Lalisa y sin pensarlo demasiado se trago la píldora.

Buscaría más opciones. Una en dónde no tenga que dejar a su Alfa.

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