six.

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El llanto desconsolado de Lalisa se podía escuchar en toda la casa.  Su pecho dolía demasiado después de que Jennie le hubiera gritado y corrido de su casa.

¿Había sido una mala niña?

Tal vez ella hizo algo mal y esa fue la razón por la cual la Omega la había tratado así y con ese pensamiento de culpa su lagrimas salieron con más intensidad y se abrazo con más fuerza a su madre quien no entendía que era lo que pasaba y el porque su cachorra lloraba de esa manera.

— Estoy en casa. — la voz de su esposo se hizo escuchar por encima de los hipidos de la pequeña Alfa. — ¿Pasa algo?

Con preocupación se acerco a su esposa e hija. Lalisa se tiro a sus brazos llorando y se aferro a su cuello oliendo sus feromonas cuando el hombre se sentó a su lado.

— Bienvenido. Al parecer Jennie y ella pelearon, pero no me a querido decir el porque.— dijo un poco angustiada, pues eso ya había pasado hace tiempo y Lalisa no había dejado sollozar desde entonces.

— Ya veo.— murmuró dándole palmadas en la espalda y arrullandola para que se calmara. — Tranquila, cachorra... respira.

Lalisa hizo lo que su padre le indicó dejando lentamente de llorar, ahora sólo hipaba y unas cuantas lágrimas salían de sus oscuros orbes. Su madre tomó un pañuelo de la mesita de centro, limpiando la cara rojiza al igual que su nariz llena de mocosidad.

— Eso es... respira lentamente, tomate tu tiempo.— el Alfa mayor acaricio el flequillo de la menor dejando su frente descubierta.— Dime,¿Que fue lo que pasó con Jennie?

Lalisa algo insegura comenzó a contarle lo que había presenciado en el momento que entró a la habitación de la castaña y como esa Alfa desconocida parecía estarle haciendo daño.

— La s-señora Jennie lloraba d-diciéndole que no quería, pero esa m-mujer no la escuchaba.— murmuró aún sentada en el regazo de su padre.— Ella l-le dijo que sólo la a-ayudaría con su celo.

La señora Manoban jadeo sorprendida y algo preocupada por la Omega. Al parecer había estado apunto de sufrir un abuso.

— ¿Que más paso?

— Después de que la esa mujer se fuera, la señora Jennie dijo que quería algo pero yo no sabia que era.— sus ojos volvieron aguarse pero se nego a seguir llorando, los Alfas no lloraban.— Le dije que llamaria a mamá, p-pero ella no quiso y me dijo "te quiero a ti".

Su padre miro a su madre estupefacto por lo dicho, ¿Será posible? ¿Acaso Jennie era la Omega de Lalisa y por eso había reaccionado así?

¿Pero como era eso posible? Lalisa era una Alfa sin presentarse y las fermononas que emitía eran demasiado infantiles aún.

— Mamá, ¿Hice algo malo?. — preguntó con culpa.— ¿Es por eso que la señora Jennie se enojo conmigo?

— Claro que no, amor. Hiciste lo correcto al defenderla.— consoló la mujer.— Debes entender algo, Lalisa. Cuando crezcas y seas una Alfa adulta no debes de obligar a nadie a estar contigo si esa persona no quiere, ¿entendiste?

— Esta bien. ¿Cuando podre ver a la señora Jennie?

— Cuando ella se sienta mejor... podrás ir a verla.

Lalisa asistió conforme con lo dicho.

Solo que eso no paso; desde ese día Jennie desapareció de la vida de Lalisa....

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