seven.

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Diez años habían pasado desde ese incidente, y ahora Lalisa podía entender que era lo que Jennie quería esa última vez que se vieron.

Podía recordar el rostro sonrojado y las feromonas de Jennie llamándola para que la tomará. Soñaba con ella la mayoría de las noches, su imaginación la traicionaba en su temporada de rut provocándole erecciones dolorosas que ni un baño de agua fría y supresores podían bajar.

La busco por mucho tiempo, pero no pudo encontrarla y sus padres negaban saber algo de su paradero. Eso la desesperaba, su lobo Alfa la quería a su lado junto a ella.

Hoy era su cumpleaños número veinte y había salido de fiesta con sus amigos. Lalisa seguía con las mismas amistades desde la primaria, la mayoría de las cosas seguían iguales con la diferencia de que ellos ya no eran unos niños. Eran unos adultos con pocos años para obtener un título universitario, buscar una pareja con la cual sentar cabeza, formar una familia y tener un empleo promedio.

Lalisa tenía demasiados planes, pero no podía realizarlos hasta tener a Jennie otra vez.

Tomó un sorbo de su cerveza y miró la hora en su reloj dándose cuenta que ya pasaba la una de la madrugada y más temprano tenía que ir a desayunar a la casa de sus padres, ambos le habían dicho que tenían un regalo para ella así que estaba algo intrigada por saber de que se trataba.

Se levantó dejando su parte de lo consumido en la mesa y le hizo señas a sus amigos de que ella ya se iba. Jisoo levantó la mano en señal de despedida mientras se juntaba más a Rosé bailando en la pista. Lalisa rodo los ojos, esas dos les faltaba poco para que follaran enfrente de todos los que estaban ahí.

Miró al rededor tratando de localizar a su otro amigo Omega al cual tenía rato que había perdido de vista. Lo vio sentado en uno de los sillones que el local tenía y decidió llevarlo con ella, no podía dejarlo solo en ese lugar en su estado, cualquier beta o alfa podía aprovecharse de él.

Y sin querer recordó el día en que salvo a Jennie de ser violada por una Alfa desconocida a causa de su celo. Apretó los dientes, los colmillos crecidos, rozando las camisuras de sus labios y reprimió a su lobo. Tomó a Hoseok en brazos, camino tratando de no chocar contra nadie y dio un último vistazo a sus amigas que ahora se estaban comiendo la boca. Dios, no le sorprendería si un día llegaban diciendo que Rosé estaba embarazada o ya se habían enlazado.

Salió del establecimiento y subió en la parte de atrás de su auto al Omega para que siguiera durmiendo. Trono su cuello, maldición acababa de cumplir veinte pero parecía una jodida anciana.

Cerro los ojos con cansancio, sólo quería llegar a su departamento, botar a Hoseok en su recamara y dormir todo lo que quedaba de la noche.

Tenia el vago presentimiento que mañana sería un gran día.




















Nosotros sabemos en donde puedes localizar a tu Omega. — hablo su padre haciendo que se atragantara con el pastel que su madre le había dado por su cumpleaños.

¿Como es que habían pasado de estar desayunando y hablando de lo que quería hacer más adelante con su futuro a donde se encontraba su Omega?

— ¿Qué?.— dijo incrédula.

¿Ellos lo sabían?

¿Por qué no le dijeron nada todas la veces que les preguntó por su paradero?

El enojo viajo como lava por su venas y las feromonas se volvieron asfixiantes. El ambiente se volvió hostil de un momento a otro y gruñó. Su lobo veía como un enemigo a su padre.

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