Sweet Pleasure 🔥 [+18] ლ [Adapt. BrightWin]

🔥 | BOMBERO NOVATO Y CACHONDO

Era mi primer día, y obviamente me encontraba un poco nervioso, tenía tiempo antes de ir a la estación, mi nuevo trabajo empezaba ese día y sabía que debía esforzarme mucho para dar la talla. Me costó mucho conseguirlo, tuve que pasar pruebas muy difíciles, sobre todo las pruebas físicas, pues como decía mi mejor amigo: "Win a veces luces más delicado que una mujer", me tocó demostrarle, demostrarme a mí mismo y a todo el mundo, que las apariencias engañan. Aun con mi metro ochenta y cinco y mi aspecto delicado, era tan capaz como cualquiera de mis compañeros aspirantes, que no bajaban del metro ochenta. Bueno, al final conseguí un lugar dentro, dejando atrás a muchos de aquellos.

Llegué a la esquina de la parroquia donde mi mejor amigo el seminarista y próximo sacerdote, Dew, estaba recibiendo a los feligreses junto al Padre Arm. No podía ir a mi primer día en la estación de bomberos sin recibir una palabra de aliento de mi confidente personal Dewie y la bendición de mi intermediario con Dios, para el perdón de mis pecados —que no son pocos— Arm. El padre Arm ha sido mi guía desde que hice la primera comunión y él era un monaguillo, claro poco caso le hacía y eso le ocasionó más de un dolor de cabeza cuando debía escuchar mis confesiones.

—Hola Winnie —me saludó mi amigo, con mucho entusiasmo—. ¿Listo para un primer día espectacular?

Arm se reía porque Dew estaba más emocionado que nadie, dando saltitos frente a mí.

—Estoy temblando como gelatina, Dewie. —Bromeé— Pero te prometo que al menos no me derretiré.

—Todo irá bien, Win. Confía en tus capacidades y sobre todo encomiéndate a Dios.
Arm tocó mi cabeza y con sólo sentirlo la calma inundó todo mi ser, él tiene ese efecto en mí, incluso ahora.

Conversamos un poco, antes de que llegara la hora de marcharme.

—Los veo luego.

Me despedí de ambos y caminé un par de cuadras respirando el aire fresco y olor a pino del bosque cercano. Sin darme cuenta, perdido en mis pensamientos, caminé durante media hora y ya estaba viendo frente a mí el carro de bomberos estacionado frente a la estación.

»Toqué la puerta de la oficina del capitán Hirunkit y tras un amable "adelante", ingresé. Frente a mí, tras el escritorio, estaba un hombre que rondaba los treinta años, era alto, serio, tenía el ceño ligeramente fruncido a pesar de estar sonriéndome, eso lo hacía lucir interesante y enigmático. Era un maduro muy apetecible y bajo su uniforme se notaba que estaba en muy buena forma. Cualquiera estaría gustoso de comerse ese platillo.

Me di cuenta que a pesar de su seriedad no le pasó desapercibida la manera en que iba vestido. No me había detenido a pensar en que por ser el primer día al menos debería lucir formal, así que opté por unos vaqueros rasgados y muy ceñidos a mi cuerpo, una camiseta blanca casi translúcida, un poco de bálsamo labial, y unas botas de combate sin atar. Todos eran hombres en el lugar, así que no me preocupó la manera de vestir, pero cuando me di cuenta de la mirada del capitán clavada en mi pecho —donde mis pezones se marcaban bajo la camiseta— caí en cuenta de que quizá no era el único chico gay en el cuerpo de bomberos, además, más de un hetero había caído rendido a mis encantos alguna vez, así que eso no era problema.