-Siete-

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Detuvo el coche así como quiso frente al edificio de apartamentos.
Cómo las balas, entró a éste y ni usó el ascensor sino que subió a la carrera las escaleras.
Por el camino iba sacando la llave que él tenía hasta que llegó ante la puerta del piso.
Procurando mantener el pulso firme, la insertó en la cerradura, la giró y...
Empujó de una patada la puerta.
-STILES, STILES-
Nada.
Allí no había nadie.
O al menos eso parecía porque olía a él todo el apartamento.
Olía como si aún estuviera allí.
Corrió por las habitaciones mirando dentro de cada una hasta que llegó al dormitorio principal...
Y lo encontró.
Tirado en el suelo.
Y un tarro de lo que fuera desparramado.
Era ceniza de serbal.
-¡¡Stiles!!-
Decidido se dirigió hacia él pero apenas si pisó cerca de la ceniza fue lanzado hacia atrás golpeándose con la pared.
-¡¡Y una mierda!!- escupió furioso.
Volvió a intentarlo pero otra vez salió despedido por los aires.
¿En serio aquella simple raya de serbal iba a tocarle los huevos?
-¿¿Qué mierdas has estado haciendo con la ceniza Stiles??- se alarmó.
De nuevo lo intentó pero aquel simple reguero de ceniza le impedía llegar hasta él.
Probó a rodearlo pero no podía.
Ni por un lado ni por otro.
La ceniza había caído de tal manera que formaba un fino cerco alrededor de Stiles.
Fijándose bien no seguía una línea acorde por lo que supuso que se le había derramado sin querer.
-Como hayas estado jugando con la jodida ceniza pienso enfadarme mucho- riñó al castaño inconsciente.
Sin rendirse, intentaba por todos los medios atravesarla pero siempre salía despedido por los aires.
Prestando atención, quiso oír el latido del chico.
A lo mejor solo se había desmayado y si le gritaba a pleno pulmón se levantaría, le increparia con que casi le deja sordo y fin.
Pero no.
Escuchaba su latido débil.
Lento.
-¡Stiles, Stiles, Stiles despierta, despierta...DESPIERTAAAA!-
Nada.
Stiles no se movía.
¿Qué demonios le pasaba?
Gateando hacia la barrera, Derek aproximó una mano con la idea de romperla pero...
No pudo ni rozarla.
-Vale, vale, piensa Derek, piensa, piensa-
Eso de pensar no era su fuerte y mucho menos cuando se veía presionado ante una situación semejante.
Alargó la mano de nuevo pero nada.
No podía traspasar la jodida barrera.
Y el corazón de Stiles cada vez iba más lento.
¿Por qué?
Asustado pero sin rendirse, se remangó, se levantó y se colocó frente a frente con la invisible barrera.
-Una maldita barrera no hará que me achante-
Estirando las manos sintió cómo le quemaba éstas pero hizo de tripas corazón...
Y empujó...
Y empujó...
Apretando los dientes...
Sintiendo cómo le quemaba...
Haciendo el esfuerzo más grande de toda su vida...
Pero manteniendo los ojos puestos en Stiles.
-Pu...puedo ha...hacerlooooo- gruñó rechinando los dientes.
Entonces vio que Stiles movió los dedos de una mano.
-¡¡Pu...puedo hacer...hacerloooo...- alzó un poco más la voz.
Asombrado, observó cómo sus manos traspasaban la barrera.
Volvió a mirar al castaño viendo que sus párpados se movían.
Haciendo un último esfuerzo, apretó las manos y...
Rugió a todo confort:
-PUEDO HACERLO...POR TIIIII-
¡Y lo hizo!
Atravesó la barrera cayendo de rodillas junto a Stiles justo cuando éste entreabrió levemente los ojos.
-¿De...Derek?-
El moreno no se detuvo a preguntar.
Cogiéndolo en brazos, se puso en pie con él en peso, se dio la vuelta y se encontró de frente con la dichosa barrera del demonio.
¿Cómo lo hacía ahora?
¿Cómo cruzaría con Stiles en brazos?
-Se...se me...derramó, yo...me puse a...ordenar los...tarros y...- habló débilmente el castaño.
-No pasa nada, no sé cómo la he pasado pero ahora tengo que averiguar cómo volver a hacerlo sin...soltarte- respondió Derek.
-¿Có-cómo la has...atravesado?- inquirió Stiles con los ojos medio entornados.
-No lo sé- contestó Derek.
Desde su perspectiva, a Stiles le pareció ver que los ojos del lobo brillaban cambiando de color a cada segundo...
De su verdigris a...
¿Rojo?
-De-Derek-
-No me distraigas Stiles- cortó el azabache al humano.
-N-no, es...es que tus...tus ojos...son...son...-
-Azules, son azules, no es menester que me lo recuerdes- suspiró de pesar.
-N-no, no son...a-azules Derek...son...son...- titubeó Stiles.
Apretándose al joven contra su pecho, ignoró lo que le decía, agachó la cabeza y...
Avanzó.
-Puedo hacerlo...por ti-
Stiles se quedó boquiabierto al oírle decir aquellas palabras.
Cómo si no hubiera barrera alguna, el lobo la cruzó libremente.
Sin esfuerzo alguno.
Igual que si evitara una marcha en el suelo.
Lo mismo que si se tratara de un obstáculo insignificante en el camino.
Un poco más repuesto, Stiles se enderezó y miró por encima del hombro del azabache.
E inmediatamente lo hizo a él.
-¿Has...has cruzado...una barrera de...serbal?- preguntó anonadado.
-Eso parece- afirmó Derek estupefacto y también mirando la ceniza en el suelo.
En el acto se dirigió al castaño.
-¿Estás bien?-
-Es-estar asombrado...¿Cuenta como estar bien?- quiso saber aún sin haberse recuperado de la sorpresa de que Derek hubiera podido cruzar la ceniza.
El moreno sonrió sutilmente.
Sin soltarle, echó a andar hacia la puerta del apartamento.
-¿A dónde me...llevas?-
-Estabas inconsciente- fue su respuesta.
-Me dio un vahído cuando estaba colocando los tarritos y...me desmayé pero ya estoy bien así que hazme el favor de ponerme en el suelo- ordenó Stiles.
-Ni lo sueñes-
Saliendo del piso ésta vez sí entró al ascensor.
-Dale al cero- mandó.
Achicando los ojos, Stiles preguntó:
-¿Es una orden?-
Derek le miró a los ojos.
-Dale al cero, por favor-
-Aaa bueno- pulsando el botón donde estaba el cero.
-Una...cosilla ¿A qué ha venido eso de... puedo hacerlo por ti?- inquirió Stiles enfrentando al lobo.
Derek no respondió.
Solo esbozó una imperceptible sonrisa.
Las puertas se cerraron.
Y el aparato inició su descenso.

EL REGALO DEL AMORWhere stories live. Discover now