-Trece-

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Todos los de la manada sabían ya que Derek y Stiles estaban juntos y que esperaban hijos.
Alan pudo hacerle la primera ecografía después de una semana comprobando que efectivamente Stiles llevaba dos bebés de tres semanas en sus entrañas.
Aún eran unos pequeños embriones pero distaban de las medidas estándares de los humanos por lo que supo que ambos eran lobos.
Igual que Derek.
Por lo que el embarazo solo duraría entre cuatro y cinco meses. (En los lobos duraba seis pero al tratarse de dos bebés el tiempo se acortaría)
Stiles volvió a sufrir un nuevo desmayo al enterarse que no nacerían por cesárea sino que su cuerpo, al tratarse de una chispa de magia, se prepararía en condiciones para dar a luz igual que las mujeres.
Como no, empezó a informarse cuanto pudo de un embarazo...
Pero en hombres que hubieran sido pareja de lobos...
Y por lo que averiguó, todo era prácticamente igual a un embarazo humano.
También se dio cuenta que Derek solo gruñía a Lydia y Malia por lo que supuso que a lo mejor su lobo sentía celos de ellas a causa de un tiempo pasado.
A los demás también les gruñía pero no se ponía tan a la defensiva como con ambas mujeres.
Observó que, siempre lo tenía vigilado.
Observando cualquier movimiento que hiciera.
Si necesitaba alcanzar algo de algún mueble, allí que aparecía el moreno para dárselo.
Si decía que tenía hambre, en segundos aparecía un abanico de comida frente a sus ojos.
Si por el contrario alegaba cansancio, allá que se veía en brazos del pelinegro y llevado a la cama.
Pero lo mejor no era eso.
No.
Lo que más le fascinó (y sorprendió) fue ver que al llegar al mes del embarazo, sus hormonas se dispararon.
Pero eso no fue lo sorprendente.
Lo que le asombró exactamente fue ver que en Derek hicieron un efecto rebote...
Y de hacer el amor tres veces al día pasaron a hacerlo seis veces.
Al inicio del segundo mes, aumentó su lívido todavía más y, obviamente, la del lobo también.
Preocupados por si era malo, los dos fueron a pedirle consejo a Alan quien les calmó diciendo que era de lo más normal y que debían aplacarlo (palabras del druida, el demostrarse que se amaban, era influenciado por los bebés, que querían fortalecer su lazo con ambos)
Stiles solía llevar un control del peso, y aumentó medio kilo en mes y una semana.
Los bebés crecían perfectamente y no presentaban ningún problema en su desarrollo.
Por lo que llegó el día que Derek había temido...
-Derek- llamó Stiles al moreno.
-¿Humm?-
Derek lo notaba medio recostado sobre su cuerpo.
Aún no se habían ido a la cama pues habían recibido la visita de los pesados de los chicos quienes les habían llevado varios regalos para los bebés.
Aún no sabían si serían dos niños o dos niñas pero eso a ambos les daba igual.
Les era suficiente que nacieran sin ningún tipo de complicación.
-Creo que...ya sí debería contárselo- repuso Stiles.
Las manos del lobo cesaron de pasearse por el vientre del castaño para asiendole del mentón hacer que le mirara.
-¿A quién?-
El joven se incorporó para en el acto verse erguido por las manos del moreno.
Dándose media vuelta, acabó cara a cara con Derek.
-Pues...a mi padre-
Los pelos se le pusieron de punta a Derek al oírle decir aquello.
El sheriff sabía que Stiles estaba en Beacon y que había pedido una larga excedencia voluntaria en la academia...
¡Y no paraba de llamarle!
Constantemente.
-Pues cuando quieras puedes decirle que venga y se lo cuentas, yo saldré mañana para Virginia y cogeré más ropa del apartamento ¿Tienes hambre?-
Derek se levantó con gran cuidado de no hacerlo muy brusco y dañar al castaño.
Pero en cuanto se puso de pie, una mano de Stiles le sujetó por la suya.
-Der-
El moreno le miró.
-Dime-
-No soy un chucho y...me da en la nariz que estás...¿Acojonado?-
-No estoy acojonado-
Stiles le miró fijamente con las cejas en alto.
-Bueno, es posible que un pelín atemorizado...-
-Ujummm-
-Vale, un poco atemorizado...-
-Uhu, solo...¿Un poco?- inquirió Stiles.
-Está bien, lo admito, admito que estoy muy acojonado- confesó Derek.
-Vaya, al fin el gran Derek-te voy a arrancar la garganta con los dientes-Hale admite que está acojonado- se mofó Stiles.
-No te pases, nene-
Finalmente, Stiles permitió que Derek usara el apelativo que quisiera con él.
-A-ha, ya no puedes hacerme daño- se jactó el joven.
Derek se cruzó de brazos.
-Nunca tuve intención de hacerte daño- aclaró.
-Pues bien que me empotrabas contra la primera pared o superficie lisa que encontrabas-
Esbozando una sonrisa un tanto traviesa, el moreno alegó:
-Eso sí puedo seguir haciendotelo-
Stiles pegó un bote del sofá.
-¡¡No serás capaz!!-
-¿Apostamos?- retó Derek aproximándose hacia él y obligándole a retroceder.
-De-Derek, que es-estoy embarazado-
-Ya lo sé- asintió el pelinegro -Yo los puse ahí- señaló el vientre del castaño.
-¿¿Y serías capaz de...empotrarme aún estando...embarazado??- se alarmó Stiles.
-Ooo sí- afirmó el azabache logrando que reculara hacia uno de los pilares de contención.
-¡Derek, ni se te ocurra!- advirtió Stiles viendo cómo iba acorralandolo.
Pero el moreno no le hacía ni el más mínimo caso hasta que...

...

¡Bendito embarazo y bendita la suerte que tenía!
Esa manera de empotrarle que tenía Derek ahora sí que le gustaba.
Bien sujeto al cuello del lobo y con sus piernas enredadas alrededor de sus caderas, Stiles no podía parar de jadear.
¿Acaso no podía haberlo empotrado así desde un principio?
-Derek, Derek, aah, ooh, aah, no...no te pares, no...no te pares-
El moreno, gruñendo y empotrandolo con brío, le sujetaba por los glúteos, regalándole embestida tras embestida.
Logrando mirarle a los ojos, hizo brillar los suyos en su recién adquirido rojo rubí.
Entre jadeos y suspiros de placer, Stiles aferró de la cabeza al moreno...
Y le besó.
Le besó con ardor.
Sintiendo cómo lo golpeaba deliciosamente bien en el lugar exacto.
Hasta que, juntos, alcanzaron la cúspide del placer.
Fue un polvo express...
¡Pero menudo polvo!
De vez en cuando, eso de ser salvaje por parte de Derek, le encantaba a Stiles.
Quizás lo molestara más a menudo para que lo empotrara con más asiduidad.

EL REGALO DEL AMORWhere stories live. Discover now