-Diecisiete-

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Cumpliendo su palabra, Derek le contó sobre el mordisco.
En contra de enojarse, Stiles solo le reprendió.
Total, ya no había marcha atrás.
Si quisiera deshacerlo solo podía de una manera:
Rompiendo el lazo.
Y, Stiles, no quería romperlo.
Confuso de su inclinación desde que lo conoció y ahora que sentía lo mismo por el lobo que éste por él no iba a desaprovechar tal oportunidad.
Además, iba a tener hijos con él.

El sábado llegó…

Y pasó.
El día fue extraño pero su padre y Derek acabaron por llevarse bien.
Isaac y Jackson, como buenos Betas de Derek, empezaron a dejarse caer por le loft cuidando a Stiles mientras Derek junto con Scott su tío Liam y en sus ratos libres, Jordan, arreglaban la antigua mansión.
El moreno y Stiles lo habían estado hablando durante aquella semana y habían visto mejor irse a vivir a la vieja casa Hale para que los niños tuvieran espacio suficiente una vez decidieran cambiar.
Lydia y Malia aún recibían gruñidos por parte de Derek pero poco a poco, permitía que se le dieran acercando al humano.
La sorpresa fue mayúscula cuando Derek dejó de gruñirle a su prima al olerla uno de esos días.
¡Malia estaba embarazada!
Como no, la pareja se dio prisa en tapar el olor cuando Peter pululaban cerca.
Aunque ella no quería, lo hizo por Scott pues el Alfa Verdadero tenía miedo de la reacción de Peter cuando lo supiera…
Y le pidieron a Alan dos pulseras que taparan su olor a futuros padres.

Y pasó otro mes.
Y con él, Stiles engordó otro poco más.
Los bebés se movían cada vez más y solo se calmaban al llegar Derek al loft.
El lobo adoraba llegar  y que sus pulmones se llenaran del increíble olor que Stiles desprendía.
Era como si estuviera su familia otra vez viva.
Pero sabía que ese olor salía del castaño y sus hijos.
Por fin podía decir que empezaba a saber lo que era la felicidad.
Y bien seguro que no sería tan idiota de perder lo que ahora tenía.

¿Por qué se oía tanto jaleo?
Liberando sus manos del vientre de Stiles, se incorporó en el lecho y miró hacia la puerta.
Arrugando la nariz y frunciendo el ceño, olisqueó varios aromas…
Y dio un bufido.
-Pfff, ya están aquí-
Stiles se rió por lo bajini.
Inmediatamente se giró quedando bocarriba… y permitiendo al lobo ver su barriga.
Pasaba de los tres meses y había crecido considerablemente.
Por supuesto era debido a que eran dos.
En la última ecografía, Alan les dijo el sexo de ambos.
Dos niños.
El moreno apartó la sábana descubriendo el hinchado vientre de Stiles.
Paseando su mano por éste notó movimiento.
Miró al castaño viendo cómo cerraba los ojos gracias a sus caricias.
Los bebés habían tomado por costumbre quedarse quietos cuando  ellos hacían el amor (según supieron, el orgasmo en Stiles les era lo mismo de estimulante que si los acunaran) o cuando las manos de Derek se mantenían en la barriga del castaño (por suerte no tardaron en habituarse a dormir en la típica postura de la “cucharita” pudiendo, de ésta manera, darles lo que les calmaba).
Por lo demás, no paraban de moverse y a Stiles le resultaba agotador.
Tan pequeños y ya daban guerra.
-¿Sabes que tus amigos y mi tío están esperando a que les demos permiso para entrar?- repuso Derek sin dejar de dar suaves caricias por el vientre del castaño.
-¿Y tú sabes que no he dormido ni cuatro horas?-
Los labios del lobo aterrizaron en los suyos dándole un dulce beso.
-Uy, ya lo creo que lo sé- rezongó Derek.
Stiles abrió un ojo y le miró.
-Me gusta más la postura de anoche- apuntó.
-Mmm, a mí también me gustó mucho- gruñó cariñosamente Derek.
Stiles sonrió de oreja a oreja para, acto seguido, apresar de la cabeza al moreno y unir las bocas de ambos.

-¡¡Ooh Señor!! ¿Es que no paráis?- dijo la voz de Malia al otro lado.
-¿Derek, es que estás en celo?- preguntó Peter.
-¿Por qué decís eso?- inquirió Lydia (ella no tenía el olfato de ellos)
-A lo mejor son los bebés- observó Isaac.
-Se supone que veníamos a echarles una mano con el arreglo de la casa...y ellos siguen zampados en la cama- se quejó Liam.
-Y nosotras a enseñarle yoga a Stiles- apuntó Lydia.

Derek retiró sus labios de los de Stiles y le miró con una ceja enarcada.
-¿Yoga?-
-Lydia dice que es muy  relajante para el embarazo- explicó Stiles.
Derek le miró fijamente.
-¿A si?-
-Bueno, y no solo para el embarazo- echándole los brazos alrededor del cuello, añadió -La posturita de anoche me la dijeron ellas-
-Mmm, mira ver si hoy aprendes otra nueva para que me la enseñes a mí ésta noche-
Stiles sonrió respondiendo:
-Desde luego que te la enseñaré, lobito-
Y ambos se besaron.
Despacio, Derek fue retirando sus labios de los del castaño y dijo:
-Te tomo la palabra, nene-
Ya iba a volver a besarle cuando se oyó llamar a la puerta.
-¿Pero pensáis seguir follando o vais a abrir?-
Derek dio un gruñido.
-Será mejor que les abramos- dijo riendo Stiles mientras revolvía el pelo del mayor.
Levantándose, Derek cubrió al castaño con la manta, se puso unos pantalones y fue a abrirles.
Encontrándose de frente a su tío, se cruzó de brazos, mantuvo el rostro en alto e hizo brillar sus nuevos ojos de Alfa.
-Sacais de quicio hasta al más paciente- espetó.
-Encima que venimos para seguir con los arreglos de la mansión…- repuso Peter.
Rodando los ojos, Derek miró al interior del loft para cerciorarse de que Stiles estaba visible.
El castaño, terminando de ponerse una camiseta, le dedicó una sonrisa mientras decía:
-Ya pueden entrar celosillo-
-Celosillo nada, lo que es mío no lo puede ver nadie-
-¿Yo soy tuyo?- inquirió Stiles al mismo tiempo que se dirigía hacia la cocina contoneando, a caso hecho, las caderas.
-Grrrr, sigue moviendo así el culo que entonces los mando a todos a paseo- gruñó Derek sin apartar los ojos de ese trasero tan respingón y turgente.
-¡Ooo por favor, deja ya de pensar con la cabeza de abajo!- increpó Peter.
Derek regresó la mirada a su tío.
-Te estás buscando que te vuelva a rajar la garganta- advirtió.

EL REGALO DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora