𝐜𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚

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El día en el que el sol dejó de brillar.

No podía dejar de escucharla, de escucharla en mi mente como una espina molestando mi alma. Grite, grite porque le había fallado a Grace, como ella nunca me había fallado a mi. La mujer que más amo Erwin, era una de las personas a las que no quería fallar, y esta decisión, esta elección, quebraría en mil pedazos todo lo que construyó. Yo había cortado su mano, pero no era suficiente, debía destruirlo. Volví a retomar altitud, dirigí mi gancho a su nuca, pero fue la mejor estrategia para que utilizara su otra mano y pudiera atacar sus ojos, cegándolo por completo. La sangre se desbordó, manchando mi uniforme. La rapidez que trascendía en mis venas, era como él mismo rayo que los generaba a retomar esos poderes inhumanos. Perdí altitud, me deslicé para dirigirme a cada uno de sus tendones de los tobillos. Con el desliz de mis hojas, pude hacerlo, pude inmovilizarlo hasta que cayó al suelo con brusquedad, como cada uno de mis compañeros.-¡Veo que te divertiste mucho matando a mis compañeros! ¡A ver si esto también te divierte!-grite, utilizando todo el gas posible para arremeter contra su nuca, pero en mis ojos, lo único que tenía, era como Grace sonreía, observando a Erwin tan detenidamente, ella lo amaba como nadie nunca lo hizo. Grite, para culminar en cortar su otra mano, en cuestión de segundos me detuve en su espalda, fragmentando en varios golpes su nuca. El gruño, pero en un deslices pude cortar la gran capa de su nuca.

-¡Ah!-grito aquel hombre, aquel hombre de cabello rubio alargado, a quien sin pensarlo y sin querer examinarlo, le incruste en el interior de su boca mi filosa hoja, impidiéndole su hablar.

-Luego de la transformación, tu cuerpo empieza a sanar solo. Pero gastas tanta energía que no puedes volver hacer titán. ¿No es así maldito?-le respondí, mirando esos malditos azulados ojos mirarme con detenimiento, el tipo estaba inmóvil, un barbudo; incruste mi espada entre medio de su lagrimal, la sangre desbordó y él se quejó.-Oye responde, asqueroso defecto.-le pedí.-No puedo matar a este maldito, pero, ¿donde están? ¿De verdad no queda nadie con vida?-me preguntaba para mi mismo, observando a mi alrededor un gran y abrumador silencio.-Si hay algún sobreviviente, no importa como se encuentre, le inyectaré el líquido para transformarlo en titán. Después haré que se coma a este tipo, y así obtener el poder del titán bestia. Así de esa forma, revivirá a una persona.-me decía a mi mismo, teniendo en mente, a Erwin, pero el tambaleó de tierra me alertó.-¡Tsk!-me eleve en el cielo, impidiendo que aquel titán cuádruple lograra capturarme, pero a mi maldita suerte, caí al suelo, sin poder engancharme en el, observando cómo se llevaba el asqueroso cuerpo de ese barbudo.-No, ¿a donde vas?-pregunte, viéndole huir, pero no podía huir, yo debía acabarlo.

-¡Titanes, acaben con él!-grito fuertemente, haciéndome quedar inmóvil, viendo a los titanes empezar a moverse.

-Alto, yo le hice una promesa al comandante.-dije, derrotado, sintiendo como el suelo tambaleaba por la cercanía de los titanes.-Erwin, dime, ¿como voy a mirarla a los ojos?-pregunte, sintiendo como el aire me faltaba y entumecía mis manos.-¡Le dije a Erwin que acabaría contigo, se lo prometí!-grite, cambiando mis hojas para engancharme en los titanes salvajemente, no podía fallar.

No podía detenerme. No podía sentir nada más que no fuera ese sentimiento hueco en mi interior. Deslicé mis hojas por sus nucas, ambas hojas. Apretaba mis dientes, porque necesitaba llegar de una manera u otra a la muralla, antes de que se hombre lograra escapar, antes de que perdiéramos todo lo que teníamos al alcance de nuestra mano, pero en la rabia e impotencia, no pude detenerme en querer acabar a esos titanes. Apreté mis mangos, y me deslicé entre ellos. Los tumbe, uno q uno como si fueran simples pilares. Para mi, no era una lucha, para mi no era un obstáculo, era una facilidad rematar a tantos titanes a la vez, para mi, ¡era costumbre ver a mis compañeros morir! Pero lo que no podía perdonar, ¡era que alguien le rompiera el corazón a una mujer que creía en el amor a pesar de este cruel mundo! Jadee, jadee fuertemente entre la rabia y profundidad que había en mis débiles sentimientos, porque inclusive aunque los cuerpos de mis compañeros estuvieran inmóvil en el suelo, antes de poder revivir a alguien, debía capturar e inmovilizar a ese tipo. Así que corrí, corrí a pesar de que mi respiración se agrietara, corrí a pesar de que mis pulmones fallaban, porque no podía detenerme, no podía parar. Estaba luchando antes de conocer a los titanes, las dificultades que encontré me hicieron más duro que una piedra, siempre mi espalda contra la pared, así que estaba listo para los ataques, pero esto, yo nunca estuve preparado para que mis compañeros decayeran en mis ojos.

𝐖𝐈𝐍𝐆𝐒 ──𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora