Capítulo 2.20

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Cuando volví a la mansión me dirigí a la habitación donde estaba Indira, pero ella ya no se encontraba ahí. Se había encerrado en nuestra habitación, así que solo me pare en la puerta sintiendo sus movimientos, pero no me atreví a entrar o tocar.

Cuando baje las escaleras, Oliver y Laurissa habían llegado, así que se encontraban con sus maletas en la puerta.

— ¿Cómo está ella? – me preguntó Oliver, preocupado.

— Reúna a todos los lobos de seguridad – le dije tajante mientras avanzaba a la salida.

— ¿Cómo está? – volvió a preguntar.

— Le di una orden Beta, obedezca – dije en tono autoritario mientras lo encaraba.

Oliver solo agachó la cabeza y yo terminé por avanzar al campo de entrenamiento, así que cuando los hombres empezaron a llegar yo solo los esperaba con mi postura recta y ellos se iban formando en líneas.

Oliver llegó y se ubicó a mi costado derecho y Orel se ubicó a mi otro lado, todos esperaban de forma nerviosa mis palabras, pero yo solo seguí esperando pacientemente que todos estuvieran formados.

— ¿Cuál es la máxima autoridad de la manada? – Les pregunté con molestia.

— USTED ALFA – me respondieron y eso solo aumento mi fura, porque se les habían olvidado las leyes.

— ¿CUÁL ES LA MÁXIMA AUTORIDAD DE LA MANADA? – volví a preguntar con rabia.

— EL ALFA - volvieron a responder y mi molestia seguía más. Iba a volver a preguntar, pero antes de hacerlo Orel respondió.

— El alfa y la luna – dijo seguro.

— Bien, por fin, alguien que recuerda las leyes – dije con voz fría pero dura.

— Ahora sí, ¿Cuál es la máxima autoridad de la manada? – volví a preguntar.

— EL ALFA Y LA LUNA – contestaron todos en coro.

— Más fuerte – les rugí con rabia

— ¡EL ALFA Y LA LUNA! – volvieron a decir.

— ¿Alguna vez se les ha olvidado?

— ¡NO!

— Entonces por qué mi luna estuvo peligro en mis territorios.

El silencio reinó y todos permanecían con la cabeza agachada, ninguno daba una explicación ante el acto tan precario que se había presentado en la manada.

— A partir de este momento y hasta que yo lo decida estarán en pruebas de resistencia. ¿En tendido?

— ¡Si alfa¡— respondieron.

— Vamos a ver quién se doblega primero – le respondí con rotundidad.

Los siguientes dos días los hombres seguían entrenando día y noche sin descanso, yo los vigilaba y exigía de forma ruda, más de uno se había desmayado y solo los más fuertes seguían de pie.

Solo se tomaban un pequeño respiro cuando iba a ver que Indira se encontrara bien. Ella se había encerrado por completo en la habitación y no estaba recibiendo comida, lo cual me preocupo más.

— Gracias por venir – le dije a Deniska mientras avanzábamos a la habitación.

— Si no te atiende a ti, dudo que lo haga conmigo – me aseguro ella – debiste llamar a la luna Sombría a ella sin duda si le respondería.

— Damien no deja que Leilani salga de la manada e Indira no quiere que su hermana vuelva – dije cansando.

Claro que había hablado con mi hermano y me respondió que no volvería arriesgar a Leilani después solo me colgó, cuando le pregunte a Indira que si quería que trajera a su hermana me respondió que no quería volverla a poner en peligro en este lugar.

3. El Alfa DestructivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora