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→sɪᴍʟᴇʏ ᴀɴᴅ ᴀɴɢʀʏ
En la vida de los gemelos Kawata, la mayoría son inconsistentes. Son predeciblemente impredecibles. Un momento los entiendes, al siguiente no. Un momento lo quieren, al siguiente lo odian. Lo único consistente entre los dos es el uno al otro…
Y tal vez también el panadero al otro lado de la calle, frente a su tienda de ramen.
Visitar la panadería todas las mañanas antes de que abrieran su propia tienda se había convertido en una rutina en ese momento. El pan era suave y sabroso, también vendían tortas de diferentes glaseados y tamaños, junto con macarrones que le encantaban a Souya. Pero la principal razón por la que siguen regresando fue la hermosa panadera detrás de las maravillas.
La panadería siempre abría temprano en la mañana, su tienda de ramen abría unas horas después. Era un lugar pequeño y pintoresco con suelos de baldosas vírgenes y paredes bellamente pintadas, azul cielo y nubes intrincadamente dibujadas. Algunas mesas con sillas empujadas debajo holgazaneaban alrededor. Una pantalla cubierta de vidrio cuenta con algunos de los productos justo al lado del mostrador con la caja registradora. Música suave de fondo para mantener el ambiente ligero. Y solo una persona trabajaba en él.
Hoy no fue diferente, ya que la salida del sol encuentra a Kawata Nahoya y Kawata Souya en la misma panadería como los primeros clientes del día, observando al centro de su afecto preparar las exhibiciones.
“Ah, Nahoya-kun, Souya-kun, ¿lo de siempre?” Repican, la hermosa sonrisa familiar en sus rostros hace que los corazones de los gemelos se aprieten un poco más.
Souya, enojado, asiente, ojos claros. Nahoya, Smiley, sonríe mientras saluda y agrega: "¡Y té para mí, S / o-chan!"
"¡Lo tienes!"
Souya mira de soslayo a su hermano, con las cejas fruncidas. Pone los ojos en blanco, volteando la cabeza mientras Nahoya envía una pequeña sonrisa. No hubo intercambio de palabras mientras S/o revoloteaba, preparando sus pedidos habituales para estar listos para el día.
En esta pequeña panadería en la que solo se ven las paredes, los gemelos Kawata lideran una batalla silenciosa por la atención de S/o.
“¿Estás trabajando en una nueva receta, S/o?” Souya menciona, parado frente al mostrador al lado de su hermano mientras S/o junta todos sus pedidos en bolsas con manos ágiles.
"Es un pequeño secreto", se inclinan un poco, captando la atención de los gemelos mientras sonríen tímidamente. “Pero he estado trabajando en una golosina con sabor a limón desde hace un tiempo”.
"¿Cómo es?" Nahoya sonríe y coloca un brazo sobre el mostrador, encima de la caja registradora, para descansar la barbilla en la palma de la mano. Souya casi hace lo mismo a su lado, pero del otro lado.
S/o se ríe, un poco tímido. “Para ser honesto, malo. Es demasiado agrio o demasiado dulce y parece que no puedo hacerlo bien”.
Souya baja un poco la cabeza, pensando en cómo puede ayudar. Al darse cuenta de su creciente dilema, S/o se ríe. “No lo pienses demasiado, Souya-kun~”
Mira hacia otro lado, metiendo las manos en los bolsillos para ocultar el creciente sonrojo de haber sido atrapado. Nahoya se ríe, sabiendo lo que estaba pensando incluso antes de darse cuenta.
“Trabajaré duro en ello y ustedes dos serán los primeros en intentarlo”, le guiñan un ojo y, maldita sea, Nahoya sintió que su corazón se detenía con esa simple acción.
Traga saliva, tratando de ocultar su nerviosismo y preguntándose si alguien más podría escuchar los latidos ensordecedores de su corazón. Saca la cantidad exacta y se la pasa a S/o, quien tararea en agradecimiento.
Souya recibe las dos bolsas de papel que S/o les entrega con su sonrisa amable habitual antes de desearles un gran día de trabajo.
Los gemelos salen de la panadería con pequeños sonrojos y pensando con nostalgia en que la mañana siguiente llegue un poco más rápido.
