¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
→sʜɪɴɪᴄʜɪʀᴏ
Fem reader
C: “¿Te tocaste sin mí?”
El tiempo corría como si fuera una especie de bomba. Shinichiro te prometió una noche de amor, pero pensaste que tal vez sus amigos siempre serían su mayor prioridad que tú...
Te estabas impacientando poco a poco. Tu núcleo dolorido estaba desesperado. Necesitabas liberar todas las emociones reprimidas y el calor que has estado sintiendo durante su ausencia.
Entonces, te quitaste la ropa interior vacilante ya que sus palabras resonaron en tu cabeza.
Eres toda mía, mi amor. Todo mío. Por eso debes ser una buena chica y siempre esperarme, ¿de acuerdo? Entonces, si eres paciente, te recompensaré, pero si no lo eres, te espera un castigo, ¿de acuerdo?
Pero, simplemente no podías esperar más. Comenzaste a dibujar círculos en tu propio clítoris mientras tu cuerpo sentía el placer. Mientras haces esto, estás pensando en cómo lo haría Shinichiro. Sus elogios para ti eran todo lo que podías escuchar dentro de tu cabeza, lo que te hizo querer más. Bombeas tus dedos dentro y fuera de tu centro lo más rápido que puedes hasta que llegas al clímax por tu cuenta...
Tu cuerpo temblaba por el placer, pero tu corazón estaba solo. Aún no había regresado, así que decidiste esperarlo. Sin embargo, tuviste un orgasmo intenso al tocarte y pensar en él al mismo tiempo que finalmente te quedaste dormido.
Unas horas más tarde, se encontró con una presencia familiar. Uno reconfortante. Abriste los ojos, y en la visión borrosa que tenías en ese momento, supiste que era Shinichiro. Sonreíste al sentir sus manos jugar con tu cabello.
Besó la parte superior de tu cabeza y preguntó: "¿De verdad me esperaste?" Asentiste ansiosamente con la cabeza mientras envolvías tus brazos alrededor de su cuello. Shinichiro sonrió y dijo: "Entonces, ¿por qué tu ropa interior está en el suelo?" Te mostró lo que había dentro de su puño cerrado y volvió a preguntar: "¿Te tocaste sin mí?".
“N-no quise decir eso… te extrañé tanto—” Él te interrumpió besándote como si no hubiera un mañana. Su dedo índice se demoró a través de tu coño desnudo. Tú jadeaste en su boca y él se rió. “Amor mío, conoces tu castigo.” Se puso de pie y caminó hacia el cajón. Sacó las esposas y la venda de los ojos y te empezó a poner.
“Ahora, déjame ser el que te dé placer. No es lo mismo si soy yo quien lo hace, ¿verdad? Dijo antes de que te diera múltiples orgasmos solo para que él también soltara algo de su vapor...