Capítulo 1.

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Dias, semanas, meses y años, ¿cuánto tiempo había estado vagando en realidad? No lo sabe, no le interesa, nada le importa desde que tiene esta forma, la de un gran dragón rojo cuya principal característica era la de alejar a todo ser de ella.

No se cansaba, no tenía sueño o hambre, no necesitaba de nada y eso, en vez de ser una bendición, fue el peor de los castigos.

Había llegado al punto de rozar la demencia, al punto de que si sentía cualquier tipo de amenaza, sin importar lo pequeña que fuerse terminaba usando todas sus fuerzas para acabar con aquello que atentaba contra ella y la vida que se sembraba dentro suyo.

Así fue desde que sus instintos tomaron control de ella, su vida se basaba en volar y volar buscando algo que la sacara de su maldición, su tormento, pero nunca ocurrió. Incluso se topó al más temido de los que hacían uso de la magia, el mago oscuro, Zeref, cuyo nombre hacía temblar civilizaciones por las aberraciones que había cometido.

Aquel que desafío a un Dios con sus actos ahora tenía una suave sonrisa en su rostro.

-Qué interesante... ¿este mundo te ha herido tanto? -preguntó el azabache mientras el viento del bosque mecía sus cabellos- Aveces el destino es cruel con la gente buena, aquellos que comenten actos buenos simplemente no son recompensados como deberían, mientras nosotros, los que teníamos buenas intenciones recibimos los castigos, las penas, el dolor... -sus ojos se cerraron y su expresión lentamente desapareció- La ira -terminó abriendo nuevamente sus ojos, pero esta vez ya no eran negros como antes.

 -sus ojos se cerraron y su expresión lentamente desapareció- La ira -terminó abriendo nuevamente sus ojos, pero esta vez ya no eran negros como antes

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La dragana pudo sentir un peligro sin igual cuando esos ojos carmesí, llenos de rencor la señalaron.

-Tu historia ha enternecido mi corazón... este mundo y esta gente no te merece -habló el hombre confundiendo al dragón rojo.

-"Quizá haya sido un error hablar con este sujeto, puedo sentir... la muerte rodeándolo" -pensó ella viendo como el pasto, los árboles y animales perdían la vida al rededor del hombre.

El sujeto extendió su mano hacia ella mientras un aura violenta oscura comenzaba a rodearlo.

-Quizás logres la felicidad en "ese" lugar que no podrás conseguir aquí, porque... -un círculo mágico rodeo a la gran dragón rojo que destellaba- Porque algún día destrozare todo este mundo y tú, como un alma pura no mereces perecer con ellos -habló serio mientras sus ojos brillaban en un peligroso tono rojizo.

Lo último que pudo ver antes de cerrar sus ojos fue como el sujeto murmuraba algunas palabras que ese momento no entendió, pero que sin duda alguna lo haría.

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Abrió sus ojos lentamente, su vista tardó unos segundos en acostumbrarse a la oscuridad del lugar, era de noche y lo supo al ver el cielo estrellado.

"GRRR"

El dragón rojo soltó aquel gruñido entre melancólico y molesto, se sentía estúpida por haber pensado que algo cambiaría al encontrarse con aquel sujeto. Ahora ni siquiera sabía donde estaba pues no era el mismo lugar que antes y ese hombre mago ya no estaba.

La Dragona y el Guerrero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora