Capítulo 10.

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Kami-sama y Mr. Popo miraban a Goku con Irene en los patios del templo. Ambos vestían ropas holgadas, el saiyan incluso tenía vendas en su desordenado cabello cosa que no le agradó en un principio.

-La hora ha llegado, Goku, Irene -Kami habló con seriedad a sus dos pupilos.

El azabache esbozó una sonrisa confiada mientras apenas contenía su emoción.

-Sí, he entrenado mucho para esto -Goku habló mirando a los ojos de su maestro.

-Lo hemos hecho, Kami, tenga fe que lograremos nuestro objetivo -Irene entrelazó sus dedos con los de Goku con una sonrisa alegre.

La misma tenía una manta color azul marino que cubría casi todo su cuerpo apenas dejando ver sus rodillas para abajo teniendo unas botas marrones. Su cabellera carmesí atada en una larga trenza que se escondía entre su ropaje oscuro.

-Confio en ustedes, sé que harán su mejor esfuerzo y que tú, Irene, podrás lograr que este terco muchacho haga lo que sea necesario -afirmó el Dios más serio ante lo cual la mujer simplemente asintió con la misma expresión.

-Erza...

-No se preocupen por Erzas, ellas estarás a salvos en el templos de Kamis -Mr. Popo afirmó determinado, se había encariñado mucho con la pequeña.

Él mismo se consideraba un tío para la niña a quien estuvieron cuidando estas últimas semanas.

-Lo sé y lo agradezco -la mujer miró a su pequeña entre los brazos de Kami durmiendo tranquilamente.

Confiaba plenamente en el Dios y su asistente, no habían hecho nada más que ayudarla desde que llegó.

-Nos vemos pequeña, prometo que te traeré algo rico para comer -Goku dijo mientras acariciaba la mejilla de la niñita quien aún durmiendo esbozó una tierna sonrisa.

Era claro que la pequeña no iría junto a ellos pues sería más que peligroso hacerlo estando allí el demonio Piccolo.

-Bien entonces -Goku miró a Irene esperando algo de la mujer cosa que ella notó.

-¿Qué ocurre Goku? -preguntó nerviosa.

-¿Puedo ir montado en tu lomo como la última vez? -preguntó con cierta emoción el chico, una petición infantil del chico mientras ambos comenzaban a caminar al borde de la atalaya.

Irene se exaltó levemente, suspiró, una de las cosas que aprendió en su entrenamiento era la capacidad de volver a tomar la forma de dragón, al principio era algo que no le gustó, es más, lo rechazó.

Pero Goku había sido claro, le gustaba en todas sus formas, humana o dragón. Él no era despectivo en ninguna forma y ella sabía perfectamente que no mentía en sus declaraciones.

No tuvo que entrenar mucho aquella forma pues pasó decadas así y sabía que sus habilidades mágicas aumentaban cuando adoptaba aquel aspecto que poco a poco dejó de ver como grotesco.

Una cosa más que agradecerle a su hombre.

-¿No prefieres ir en la nube voladora? -preguntó intentando negarse pero el azabache la tomó de las dos manos y la acercó a su rostro.

-¡Por favor Irene! Es que tu cuerpo es muy cálido y me gusta viajar así contigo -pidió caprichosamente.

El Dios miraba nervioso aquella pequeña discusión de la pareja pero finalmente no pudo más que desearles suerte en aquella pelea en la que se destinaban.

Goku calló instantáneamente cuando los labios de la mujer se unieron a los suyos por unos cuantos segundos.

-Si lo pides de esa forma no puedo negarme, tonto -la mujer esbozó una sonrisa resignada cuando el beso terminó.

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⏰ Last updated: Apr 13 ⏰

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La Dragona y el Guerrero.Where stories live. Discover now