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Seúl, Corea del Sur
Setiembre de 2015

El reloj circular de la biblioteca marcaba más de las ocho de la noche, y con el pequeño bostezo que se le escapó a Jimin, supo que había sido suficiente estudio por ese día. Era tarde, debía de regresar a casa si no quería que sus padres comenzaran a preocuparse, por lo que no tardó en guardar sus cosas dentro de su mochila, se colocó su abrigo y salió de la biblioteca, no sin antes despedirse de la encargada que siempre lo recibía con una amable sonrisa.

El exterior lo recibió con una ligera brisa fresca y sus pies se toparon con pequeñas hojas amarillas y anaranjadas, las cuales estaban regadas por doquier. Estaban en pleno otoño, la época en la cual los colores cálidos hacían contraste incluso sobre noches oscuras como esa, pero aún así, se sentía como si fuera principios de invierno, de días un tanto grises y con temperaturas más bajas de lo normal.

Un pequeño suspiro escapó de sus labios. Los cambios de clima no le gustaban para nada, sobre todo porque cierta personita que conocía tendía a resfriarse con facilidad.

Y hablando de rey de Roma...

Devolvió su mirada al frente para continuar, pero se detuvo apenas pudo distinguir a lo lejos la figura de una persona apoyada sobre uno de los postes de luz. Sus ojos se encontraron casi de inmediato, una sonrisa inmensa y genuina apareció en su rostro cuando pudo reconocerlo, y sintió su corazón saltar cuando el chico de cabellera castaña le sonrió casi de la misma manera. De pronto, el cansancio que había sentido hasta hace un momento se volvió insignificante y, cuando menos lo supo, sus pies ya se estaban encaminando a toda velocidad hacia su encuentro.

—¡Kook!

El alfa lo recibió con los brazos abiertos, envolviéndolo en un abrazo que hizo crecer su sonrisa aún más. A Jimin le gustaba ser abrazado por Jungkook, le gustaba el confort y la calidez que siempre le brindaba en un solo contacto. Su cuerpo se relajaba cada vez que estaba cerca de él y percibía aquella combinación perfecta de menta y el chocolate amargo, y cuando este se impregnaba sobre él, su lobo se emocionaba más de lo que alguna hubiera podido imaginar.

—¿Qué haces aquí? —Jimin alzó su rostro y pegó su mentón sobre su pecho, sin dejar de abrazarlo. Realmente estaba sorprendido de tenerlo ahí—. Creí que tenías ensayo con tu banda.

Jungkook no contestó. Él estiró su cuello hacia abajo y dejó un casto beso sobre los bonitos labios rosados del omega, logrando que un pequeño rubor pintara sus mejillas.

Tan lindo, fue el primer pensamiento que le vino a la cabeza al verlo.

—Terminamos antes, por eso vine por ti. Algo me decía todavía te encontraría aquí... —de pronto, su sonrisa tomó un gesto burlón—. Dime, cerebrito, ¿Ya te aprendiste esos 15 autores que vendrán en el examen?

La mirada de Jimin se entornó sobre el mayor y resopló con ironía.

—Al menos me preocupo por aprender y aprobar, para que no me castiguen por un mes como a otros.

—Auch. Eso es jugar sucio, bonito —su mano pellizcó la pequeña nariz y Jimin se quejó, dedicándole una mirada molesta—. Para tu información, no todas las personas de éxito fueron buenas en la escuela. Por ejemplo, está este tipo que... Uh- El que hacía... Ya sabes, esto...

Jimin simplemente rió, acostumbrado a sus ocurrencias con tal de tener la razón, y luego Jungkook sonrió, encantado de poder escuchar su melodiosa risa una vez más.

El alfa terminó por romper el abrazo y tomó la mochila del hombro de Jimin para ser él quien la llevara. Su mano entrelazó la otra como de costumbre y tiró suavemente de ella, comenzando a caminar juntos lejos de la biblioteca.

—¿Y cómo estuvo tu ensayo? —preguntó Jimin.

—Bien, estamos listos para nuestra presentación de mañana. Por cierto, sí irás, ¿verdad?

Jimin hizo un pequeño sonido pensativo con su garganta y desvió su mirada como si realmente no tuviera una respuesta para su pregunta.

—No lo sé... Tal vez si cierta persona estudia conmigo el domingo, puede que lo considere.

De pronto, la mano de Jimin fue soltada y tuvo que morder el interior de su mejilla para no reír en cuanto vio la expresión consternada de su novio. La queja estaba plasmada en todo su rostro, en la indignación de sus ojos y en la manera que hacía un cursi puchero. Era como ver a un niño a punto de hacer un berrinche.

—Minnie... —hizo un mohín.

Pero Jimin no iba a ceder, por más lindo que se viera.

—Eso o nada.

El resto del camino se basó en un Jungkook quejándose y rogando que Jimin fuera sin que tuvieran que estudiar el fin de semana. Jimin reía sin contestarle, disfrutando de ese pequeño momento a pesar de ya contar con el permiso para ir. En algún punto de su regreso juguetearon un poco como todo adolescente. Jungkook abrazaba a Jimin y le robaba uno que otro beso cada vez que podía, haciéndolo chillar de vergüenza por el temor que alguien los viera.

El momento era perfecto.

Ellos se sentían perfectos.

Es por eso que, hasta el día de hoy, la pregunta seguía siendo inconclusa y dolorosa.

¿Cómo fue que todo terminó así?

Working with the devil  ⟢  kookmin auWhere stories live. Discover now