Ellos juraron odiarse para siempre pero años más tarde vuelven a encontrarse cuando, por un error de papeles, Jimin termina siendo contratado para ser asistente de Jungkook, la estrella del momento.
Muchas cosas no se dijeron en su momento y otras...
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Jimin agradeció cuando las puertas del elevador finalmente se abrieron, permitiéndole escapar de ese pequeño espacio que lo había atrapado por unos cuantos segundos con Jungkook.
El que no se hablaran estaba perfecto para él, porque no tenía ganas ni de decirle "hola", pero aún no sabía cómo lidiar con toda esa incomodidad, tensión y desagrado mutuo que los rodeaba. Detestaba la sola idea de respirar el mismo aire que él y, al parecer, su lobo mucho más.
Y no era para menos.
Comenzaron a caminar por el largo pasillo, uno detrás del otro al ser el espacio un tanto estrecho. Jimin siguió a Jungkook manteniendo una distancia prudente, observando con curiosidad las paredes negras, puertas de vidrio y demás decoración con tal de no tener sus ojos sobre la espalda del alfa.
Eso, hasta que su curiosidad pasó a algo más.
—¡Jungkook! Por fin llegaste.
Jimin tuvo la suerte de detenerse apenas el alfa lo hizo, evitando un momento vergonzoso como el que significaría chocar su rostro contra él. Esperó a que Jungkook volviera a caminar pero, extrañamente, no lo hizo, prácticamente bloqueando el camino e impidiéndole ver.
¿Qué le pasaba?
—¿Y tú secretario? ¿Dónde está? —preguntó una segunda voz desconocida, pero mucho más alegre—. Vamos, no me digas que dejaste al pobre abajo con este frío.
—No, él...
—Oigan, ¿por qué huele a canela? Saben que Jungkook odia la canela. Cuando llegue, él-
Jimin volteó cuando la voz grave provino detrás suyo y se sorprendió cuando el alfa de cabello azul y chaqueta de cuero lo miró con los ojos abiertos en grande, casi más sorprendido que él, para luego soltar repentinamente la bolsa de papas que traía entre manos.
—Wow —fue lo primero que pudo formular Taehyung, desviando su vista a Jungkook para apuntar al omega—. ¿Él es tu asistente?
—Así que por eso no decías nada, eh —el mismo hombre de voz alegre se acercó para abrazar por la espalda a Jungkook, disfrutando de su claro disgusto por el contacto. Sus ojos brillantes no tardaron de posarse sobre el omega—. Entonces tú eres Jimin. Un gusto, yo soy Hoseok.
