OUTTAKE 3

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"Maldita sea." Lalisa gimió, girándose en la cama hasta quedar boca arriba, mientras cerraba los ojos con fuerza. "No, pequeña, tranquila." Susurró, pero su hija no le hizo caso, y siguió pateándola mientras ella intentaba volver a dormirse. "Creo que nos equivocamos." Suspiró cuando sintió a su esposa entrar en el cuarto. "Es un niño." Le informó. "Y va a ser futbolista."

Roseanne sonrió mientras se sentaba junto a ella en la cama y corría las sábanas para acariciar su abultado vientre.

"¿Nuestra pequeña está inquieta hoy?"

"Más que eso." Susurró Lisa mientras abría, adormilada, los ojos. "Está loca."

Roseanne soltó una carcajada mientras Lisa volvía a gemir, y se inclinó para besar a su esposa en los labios.

"Buenos días, mi amor."

"Hola." Susurró la castaña, levantando su mano derecha para acariciar los cabellos de su esposa. "¿Qué hora es?"

"Las nueve. Tenemos el turno con el obstetra."

"El nuevo obstetra." Masculló Lisa mientras se sentaba, con ayuda de la rubia, en la cama. "No puedo creer que la Dra. Im se haya ido de vacaciones."

"Vamos, arriba gordita." Roseanne se levantó, tomándola por las axilas y poniéndola de pie junto a ella.

Lisa bufó.

"Vuelve a llamarme 'gordita' y voy a golpearte." Masculló, mientras caminaba hacia el baño.

Roseanne sonrió mientras observaba el andar algo inestable de su esposa.

"Eres tan sexi." La rubia soltó una carcajada cuando Lisa se giró una vez dentro del baño y le enseñó el dedo medio antes de cerrar la puerta.

Era increíble lo mucho que Lisa había cambiado. Ya no era una niña inocente y adorable.

Bueno, sí que era adorable, con su panza gigante y sus enormes ojos castaños. Y a veces podía dejarse entrever algo de aquella actitud tan ingenua que había tenido hacía años, algo que Roseanne adoraba.

Pero ahora era una mujer. Una mujer preparada para dar la vida por su hija y su mujer. Y Roseanne adoraba muchísimo más a su pequeña leona.

Treinta minutos más tarde, Lisa se acomodó en el asiento del coche y dejó que Roseanne le colocara el cinturón de seguridad.

"Odio la ropa prenatal." Susurró mientras observaba la remera rosada que se ajustaba con un pequeño moñito bajo el busto.

"Te ves adorable." Respondió su esposa, acariciando su mejilla rápidamente antes de encender el coche.

Lisa soltó una risita mientras la observaba con adoración.

"Para ti siempre voy a lucir adorable. Hasta cuando tenga setenta años y esté toda arrugada."

Roseanne soltó una carcajada mientras apretaba su rodilla.

"Siempre serás adorable."

Lisa se mordió el labio, con una sonrisa, antes de girar el rostro hacia las calles de la ciudad que pasaban junto a su ventanilla.

"Espero que el doctor no sea un idiota." Susurró. La rubia soltó una carcajada.

"El doctor no será un idiota, cariño." Sentenció.

El doctor era un idiota. Pensó Roseanne, mientras lo observaba saludar a Lisa con un beso en cada mejilla y tocar la barriga de su esposa.

Un idiota.

"Señora Park, ¿Cierto?"

"Exacto." Respondió forzadamente, mientras estrechaba la mano del doctor Barry.

𝗧𝗮𝘁𝘁𝗼𝗼 𝗼𝘂𝗿 𝗹𝗼𝘃𝗲 |ꁞ| ChaelisaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ