FIN

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"Lilianne, ven aquí." Lisa gimió, reconociendo que llevar a su revoltosa hija de cuatro años a una feria callejera no había sido una muy buena idea. "Hija, ¡No toques eso!" Masculló, inclinándose frente a la adorable pequeña, que la miró con sus grandes ojos marrones muy abiertos. "No debes tomar nada sin permiso."

La pequeña le frunció el ceño.

"¿Porqué?" Preguntó, esbozando un mohin y mostrando aquella rebeldía innata que de seguro había heredado de la madre.

"Porque estás cosas no son nuestras." Respondió Lisa, haciendo referencia a la muñeca de trapo que la niña sostenía entre sus manos. Lili le frunció el ceño y apretó la muñeca contra su pecho.

"Es mía."

"No, cariño, no lo es." Lisa suspiró. "Tienes una idéntica en casa. Devuélvele esa a la señora." Dijo la castaña, haciendo referencia a la mujer que, desde un banco de madera detrás del puesto, las miraba con diversión.

"¡No, mamá!"

"Lilianne, basta." Lisa la observó con fijeza, y la niña no apartó los ojos de los suyos. "Lilianne, hablo en serio."

"Yo también." Masculló la niña, y Lisa sintió ganas de gritar. Cuatro años y pelear con ella era casi igual de molesto que pelear con su madre.

"¿Alguien se está portando mal aquí?" Lisa suspiró, levantando la mirada hacia su esposa, que se había parado junto a ellas, con las manos en las caderas y mirando a Lili con una ceja arqueada.

"Sí." Masculló Lisa.

"No." Respondió la pequeña, escondiendo la muñeca en su espalda y mirando a su madre con una enorme sonrisa que marcaba sus adorables hoyuelos, con los ojos brillantes.

Roseanne le devolvió la sonrisa y Lisa se puso de pie, cruzándose de brazos.

"Roseanne, no la consientas, ha estado portándose mal toda la tarde." Masculló, y su mujer se giró y le dedicó una sonrisa divertida antes de inclinarse para besarla en la frente.

"No lo haré." Susurró antes de acuclillarse junto a su niña. "Hola, princesa, ven aquí." Susurró, y la niña se arrojó a sus brazos sin dudarlo un segundo. Lisa suspiró y esbozó una sonrisita mientras las miraba.

Lilianne adoraba a su madre con toda su alma. Y Roseanne, bueno, no hacía falta decir que se había convertido en una babosa.

"¿Qué tienes aquí, preciosa?" Preguntó Roseanne, y la niña le mostró la muñeca con una sonrisa.

"Muñeca."

"Nena, tienes una igual en casa."

Lilianne le frunció el ceño.

"¡No!"

"Sí, cariño, es igual a esta."

"¡Quiero esta!"

Lisa se cruzó de brazos, esperando a ver cómo hacía Roseanne para persuadirla.

"Vamos a hacer un trato, ¿Quieres?" Lilianne ladeó la cabeza, dudosa, y Roseanne le sonrió con adoración mientras acariciaba sus rizos. "Iremos a casa, sin esa muñeca." Su hija comenzó a protestar, pero Roseanne siguió hablando. "Y buscaremos la que tienes en tu habitación. Si no es como esta, volveremos y la llevaremos, ¿Sí?"

Lilianne pareció considerarlo, dirigiendo su mirada hacia su madre y de nuevo hacia la muñeca.

"¿Lo prometes?"

"Lo prometo, Lili."

La niña soltó un suspiro exagerado y se removió en los brazos de su madre ara que la bajara. En cuanto sus piecitos tocaron el suelo, Lili depositó la muñeca con sumo cuidado de donde la había sacado y le acomodó el vestidito, antes de girarse hacia su madre.

𝗧𝗮𝘁𝘁𝗼𝗼 𝗼𝘂𝗿 𝗹𝗼𝘃𝗲 |ꁞ| ChaelisaWhere stories live. Discover now