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Advertencia: Capítulo con contenido explícito.
Jisung se despertó gritando de viejas pesadillas otra vez. Sacudiéndose de la cama, se estremeció. Agarrando una bata, decidió que no dormiría esta noche. Quizás un vaso de leche podría ayudar.
Salió de su habitación, congelándose al ver a Mark sentado junto a la mesa del comedor, con el botiquín abierto. El corazón de Jisung comenzó a acelerarse, como lo hacía cada vez que veía al Alfa Cautivo. Había pasado una semana desde que Mark había comenzado a trabajar bajo el empleo de su padre.
Se suponía que Mark también era su guardaespaldas, pero Jisung rara vez veía al hombre lobo. La mayoría de las noches, Mark llegaba tarde a casa, presumiblemente por tareas a las que su padre lo envió.
—¿Estás lastimado? —Jisung preguntó.
Mark levantó la cabeza y se relajó al ver a Jisung. Jisung se acercó a la mesa e hizo una mueca al ver el hombro ensangrentado de Mark a través de su camisa rota.
—Sólo unos rasguños, —retumbó Mark.
—¿Unos rasguños? Mark, puedo ver lo que hay debajo de tu piel, —señaló Jisung. Arrastró un asiento y lo plantó al lado de Mark.
—No, pero sé primeros auxilios básicos—. Ignoró la mirada cínica de Mark. Bueno. Jisung solo quería pasar más tiempo con el hombre lobo. —¿Puedo?
Mark gruñó. Tomando eso como un sí, Jisung retiró la tela rasgada de la manga de Mark e hizo una mueca.
—¿Los shifters no tienen curación acelerada?
—Sí, pero una bala está atrapada dentro. Una vez que la extraiga, comienza la curación.
—Déjame hacer eso, —dijo Jisung.
—Si insistes.
Ante eso, Jisung sacó los alicates médicos del kit y respiró hondo. Mark no dijo nada mientras cavaba hondo. Casi entró en pánico, pero finalmente encontró la bala. Jisung la quitó lentamente. Mark no dijo nada y dejó que Jisung desinfectara la herida. Jisung observó fascinado cómo la herida comenzaba a cerrarse. Parecía de semanas de edad ahora.
—Te extrañé. —Jisung no quiso que las palabras se escaparan.
Sorprendido, se encontró con los ojos dorados del hombre lobo.
—Tu padre quería que murieran varias personas.
Jisung hizo una mueca.
—Lo siento.
—¿Por qué te disculpas por él? —Mark preguntó con el ceño fruncido.
