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—Ya veo. Definitivamente deberíamos aumentar los fondos para el Proyecto AC, —dijo un inversionista potencial al padre de Jisung.
Jisung juró que se autodetonaría en cualquier momento. Sabía que la noche sería apenas tolerable, pero si alguien preguntaba por Mark como una mercancía nuevamente, le retorcería la garganta a ese imbécil.
—Contrólate, —le susurró Mark al oído.
—No puedo, —respondió Jisung en el mismo volumen. —Esto es una locura, Mark. Deberíamos irnos.
Sacudió la cabeza a Mark y se sintió culpable y frustrado nuevamente. Durante su tiempo libre, todo lo que Jisung hizo fue sumergirse en la información que su padre tenía sobre el Proyecto AC. Seguía buscando lagunas, una forma de liberar a Mark, pero lo que descubrió solo lo desanimó.
El collar alrededor del cuello de Mark tenía una bomba implantada en su interior, que explotaría cada vez que un oficial superior en el proyecto decidiera que uno de sus activos necesitaba ser destruido. También se implantó un dispositivo de seguimiento en el antebrazo de Mark.
Claro, Jisung apreciaba el tiempo que pasaba con Mark. El sexo era alucinante, pero también esperaba las conversaciones posteriores al sexo. Durante esos momentos, Mark bajó la guardia y habló sobre su tiempo en cautiverio. Algunas de las historias que contó sobre sus hermanos y él destrozaron el corazón de Jisung, como el duro entrenamiento que tuvieron que soportar desde que eran niños.
Si tan solo tuviera el poder de alejarse de la sombra de su padre. Es cierto que podía alejarse, pero su padre siempre estaría pendiente de todo lo que hacía. Además, después del ataque shifter, su padre insistió en mantenerlo cerca, como un prisionero, diciéndole que todo era por su seguridad. Al final, Jisung no tenía recursos ni aliados sino a Mark.
—Necesito un poco de aire, —dijo finalmente, sintiéndose mareado. Las brillantes luces de la lámpara lo cegaron y la música clásica le dio arcadas. Grupos de personas charlaron entre ellas. Jisung reconoció a algunos de ellos cuando de era pequeño. La charla entre ellos era lo mismo: odiar cualquier cosa paranormal.
Era un milagro. Mark parecía inmune a todo, o tal vez era simplemente un mejor actor.
—¿Qué hay de tu papá? —Pregunto Mark.
—Déjame manejarlo—. Finalmente notando que su padre estaba libre, Jisung agarró la copa de vino más cercana de un camarero que pasaba. Los guardaespaldas de su padre se tensaron, luego se relajaron al verlo. Jisung dijo —Me dirijo al techo.
Jisung arrastraba la voz lo mejor que pudo. Tomó un sorbo de vino tinto. Su padre le dirigió una mirada desagradable.
—El techo es donde van los perdedores borrachos para participar en actividades desagradables.
—Conocí a un chico. Creo que es bueno para mí, —dijo Jisung lo suficientemente fuerte como para que la pareja más cercana les echara un vistazo. Al ver que era el concejal Park, rápidamente volvieron a su conversación. La cara de su padre se tornó de un color púrpura poco saludable.
