Capítulo 16

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Cinco días pasaron después de lo ocurrido esa noche, cinco días en los que ninguna había querido hablar del tema. Lo evitabamos completamente.

Conseguimos evitarnos de alguna manera todo ese tiempo y sinceramente no entendía por qué.

Todavía recordaba perfectamente como correspondió al beso, lo suaves que eran sus labios y mis manos recorriendo los costados de su cuerpo. Recuerdo como acariciaba sus piernas mientras ella se aferraba a mi cuello para luego pasar sus manos por debajo de mi blusa y acariciar mi espalda, para al final terminar jugando con mi cabello.

No hicimos nada más que besarnos por un largo rato.

Desde entonces hablábamos sólo lo necesario, ya ni siquiera entrenabamos en la cubierta por las noches. Según la castaña, yo ya estaba lista para enfrentarme a cualquier enemigo y no tenía de qué preocuparme, además de que ella no tenía tiempo para practicar conmigo.

¿Qué mierda la podía mantener tan ocupada en un barco por cinco días?.

Irritada, me froté el cuello. Esta mañana había despertado de mal humor, mi cama no era muy cómoda que digamos y mi espalda y cuello podían confirmar eso. Ni los gruñidos de Seung me lograban intimidar ahora, sabía que si venía a mí gruñendo le soltería cualquier grosería que se me pasara por la cabeza sin importar cuan grande y aterrador era. Jisoo intentó fastidiarme pero salió tan sorprendida como yo cuando le dije ciertas cosas no muy agradables. Necesitaba mejorar mi humor si no quería tener problemas con algún otro miembro de la tripulación y afortunadamente no me había cruzado con Jennie en lo que iba del día. Lo último que quería era gritarle a ella también y empeorar más las cosas entre nosotras. Porque obviamente pasaba algo entre las dos.

Recargada contra la madera del mástil, observé como Jennie bajaba distraídamente las escaleras después de haber dejado el timón y continuó su camino hacia donde se encontraba el camarote del capitán.

Si ella no quería hablar de lo sucedido en la cofa estaba bien pero por lo menos tendría que escucharme y saber que era la culpable de mis noches en vela desde ese maldito beso. Y es que en lo único que podía pensar era en ella.

Me estaba volviendo loca.

Caminé tan rápido como pude para alcanzarla, logrando hacerlo cuando la castaña estaba apuntó de cerrar la puerta del camarote. Coloqué mi pie de modo que impidiera ser cerrada y la miré fijamente. Su rostro reflejaba sorpresa, quedándose inmóvil en su lugar. Pestañó un par de veces, sacudiendo su cabeza y luego procedió a abrir la puerta por completo. Retomó su expresión habitual, levantando una ceja y dejando las manos en sus caderas.

ㅡ¿Qué quieres? ㅡpreguntó con tono duro.

ㅡQuiero hablar.

No le dí tiempo a responder. Sin importarme si alguien me veía en su camarote la empujé para poder entrar, cerrando la puerta tras de mí. Noté como retrocedía mientras me acercaba a ella y no pude evitar sonreír porque sin duda alguna Jennie estaba nerviosa con mi presencia. Mis amigos me decían seguido que tenía una extraña manía de intimidar a otros con la mirada y es que hacer eso en cierta forma me gustaba, aunque algunas veces lo hacía de manera inconsciente. En este lugar parecía no intimidar a nadie, sin embargo ahora tenía enfrente a una castaña que parecía querer huir de mí.

ㅡ¿De qué quieres hablar? ㅡdijo casi en un susurro cuando me detuve a centímetros de su cara, acorralándola contra un viejo armario de la habitación.

ㅡBueno, ¿qué tal si empezamos por el beso que nos dimos? ㅡmiré sus labiosㅡ O podríamos simplemente no hablar y repetir lo de allá arriba ㅡsusurré cerca de su oído.

Sueños de agua | Jenlisa Où les histoires vivent. Découvrez maintenant