💟 Capítulo 7💟

52 6 2
                                    

❤️Tus heridas tardarán en sanar pero al final, solo serán simples cicatrices.❤️

************************************

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

************************************

Regla número uno: Sentarse bien.

Regla número dos: Quedarse callado.

Regla número tres: No interrumpir al conductor.

Esos eran los puntos más importantes que puso el pelinegro para que ambos jóvenes pudiesen entrar a su nuevo auto. Por su semblante, Jongho podía decir que el mayor estaba furioso, se le notaba con bastante facilidad ya que su aura era muy pesada.

Observó a su amigo y le sonrió, los dos iban en los asientos traseros del auto, Mujin le devolvió el gesto sin emitir palabra alguna, no quería que el amigo del menor se enojara con él por desobedecer. Suil, quién iba en la parte del copiloto, estaba un poco tenso, el rostro y la mirada de Sihyoung, no expresaban otra cosa que no fuese enojo.

¿Por qué estaba molesto?

¿Por Mujin?

¿Por Jongho?

No comprendía su enojo, pero era evidente que defender a los dos menores fue su mejor opción. No permitiría que un tipejo desquiciado tocara a su pequeño Jongho, y tampoco a los amigos de este.

—Sihyoung... —musitó el de cabello castaño, con la esperanza de que el pelinegro le respondiera, o siquiera que le mirase.

—Guarda silencio —contestó de manera tajante.

No quería desquitarse con ellos, así que todo le sería más fácil si los demás se sentaban en absoluto silencio.

—¡Ash! ¡Por favor! Digan algo, por dios, creí que esto sería más divertido —se quejó Suil, causando que el mayor de ellos frenará de golpe.

—¿Qué pasa? —la voz del pelicafé llegó a los oídos del mayor.

Sihyoung no podía, debía golpear algo o sino... eso se saldría de control. De acuerdo, el único problema del pelinegro, era su adrenalina, odiaba cuando se ponía furioso y no podía hacer nada para calmarse; como obviamente era en ese preciso momento.

Sin más, salió del vehículo y caminó hasta la banqueta, capturando por completo la atención de los tres menores que viajaban con él. Evadiendo todos los pensamientos negativos con respecto a lo que haría, observó un teléfono público, estaba mal.

—Lo siento, teléfono público —se disculpó a la nada y, pocos segundos después, golpeó el objeto con tanta fuerza, que logró hacer una hendidura con su puño.

Mi Primer Beso // 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora