Capítulo III

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Smallville, Kansas City, 2011

Kara estaba tan atónita como su hermana, no supo en qué momento aceptó que se quedaran con ellas, no sabía en qué se había metido al aceptarlas, ni siquiera las conocía, excepto a Brainy, ese chico le dio mucha confianza, fue honesto cuando lo rescataron de ser devorado por los no muertos en media carretera, solo se dejó influenciar por su carácter competitivo y ego herido, ante el desafío indirecto que esa mujer atractiva le dio. Miró a su hermana que tenía la ceja ligeramente arqueada, estaba esperando una respuesta a su pregunta no verbal que significaba mucho más que un par de palabras, porque ella misma había pasado por alto todas las "reglas" que establecieron en el camino a Midvale. Kara solo encogió ligeramente sus hombros y con una mirada le pedía perdón por su grave error —exagerando un poco—. La vio suspirar algo fastidiada resguardando el Jeep como lo estaba haciendo ella.

—¿Por qué mierda lo has hecho? —susurró lo más poco posible alternando su mirada con aquellas mujeres y niña— Sabes que nos quedaremos sin raciones de comida más rápido, ¿no?

—Lo sé, Alex —suspiró colocando sus manos en la cintura—, solo me dejé guiar por mi ego herido. ¿Acaso no viste como me desafío? Odio los desafíos.

—Sí, por poco olvidaba tú alter ego —rodó los ojos con obstinación—. Gracias a ti debemos dejar abandonado este bebé —tocó con suavidad el Jeep—, para buscar un auto más grande.

—Alex, estamos rodeadas de autos, buses, campers y motos —obvió mirando a su alrededor—Escogeremos uno que sea todo terreno y nos iremos en paz.

—Sí, lo que digas, capitán —se burló cruzando los brazos mirándolas —Ojalá no resulten ser asesinas seriales.

—¡Tienen una niña con ellas, por Dios! —exclamó algo irritada— Está bien, yo fui la que inició con las reglas, pero no me parecen que sean asesinas, Alex.

—Qué más da, solo quiero que encontremos a nuestra familia —le recordó—. Es lo único que me importa de todo esto.

—¿Lista para irnos, chicos? —la ignoró por completo, no le gustaba que le recalcaran las cosas— Debemos darnos prisa, no tardarán en llegar más no muertos.

—Sí, estamos listos. Solo nos preguntábamos si él puede venir con nosotros —la pequeña niña señaló a uno de los hombre—. Él salvó a mi tía Lena de ser violada por uno de ellos —señaló al otro grupo de hombres que cuchicheaban entre ellos.

—Rubs —le dijo otra como llamado de atención.

—Es la verdad, mamá —Kara miró a su hermana que también tenía una expresión neutrae en su rostro.

—¿Intentó violar a alguna de ustedes? —preguntó Alex con la mandíbula tensa intercambiando su mirada con todos.

—Sí, fue a mí —comentó Lena con asco y rencor en su voz. Kara suspiró frotando su frente casi frenéticamente.

—Alex, ve con la pequeña a buscar un auto grande para nueve si es posible —la pelirroja asintió sin ni siquiera cuestionarle qué haría—. Cuando lo halles llegas hasta acá conduciéndolo, debemos apurarnos.

—Entendido —miró a la madre pidiéndole consentimiento con su mirada.

—Ve con ella, Rubs —a Lena le sorprendió la confianza que le dio—. No te alejes de su lado, por favor —Alex asintió con una pequeña sonrisa agarrando por los hombros a la niña para irse.

—No se preocupen, mi hermana no dejará que nada le pase —adivinó sus pensamientos—. ¿Puedo saber sus nombres? El mío es Kara, nuestro apellido ya lo conocen, Danvers.

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