Capítulo IX

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Granja Kent, Smallville, 2011

En sus sueños recordaba haber visto como Michael moriría desangrado en la lucha que él mismo inició, Kara no lo mató, fue su misma maldad que lo consumió. Pudo escuchar a lo lejos las voces de su familia gritar con desesperación y la sensación de desplomarse en el suelo no tardó en llegar, así como la pérdida de su conocimiento. La dureza del suelo fue sustituida por suavidad, empezaba a despertarse, las pesadillas fueron muy débiles, eran como un pequeño recordatorio de que ya dos personas importantes habían muerto frente a ella, a pesar de todo, Michael Matthews fue su mejor amigo, uno falso, pero lo consideró como tal en su tiempo. Empezó a sentir una mano cálida y suave tomar la suya, alguien estaba a su lado, escuchaba como murmuraba cosas que ella todavía no podía escuchar con claridad. Pesadamente fue abriendo sus ojos, parpadeó intentando aclarar su vista; miró hacia su costado desnudo, tenía una sutura de quince puntos bien hecha, automáticamente pensó en su madre. Ladeó su cabeza hacia la izquierda para contemplar a Lena mirando distraídamente hacia la ventana, de pronto su cuerpo empezó a experimentar una tristeza, Michael casi la viola, sus asquerosas manos casi lograron acariciar el pulcro cuerpo de la ojiverde, algunas lágrimas se formaron en sus ojos. Acarició con suavidad el dorso de su mano para alertarla de su despertar, no se percató que había amanecido y el sol estaba en su punto más alto.

—Estás despierta —Kara dejó de mirar hacia la ventana y volvió a mirarla—, nos preocupaste mucho, estabas perdiendo mucha sangre y te desmayaste.

—Lena, yo no… —Lena negó con su cabeza suavemente acariciando su cabello— Si yo no hubiera llegado él…

—Gracias a Dios llegaste, me salvaste —le sonrió tratando de hacerse la fuerte—, siempre lo haces.

—Llegará el momento en que serás tú quien me salve  —le dijo con cariño levantándose con cuidado.

—Bonitos abdominales —Kara se sonrojó dándose cuenta que solo estaba en top deportivo y un jeans azul—, ¿acaso la gran Kara Danvers se ha sonrojado —aprovechó el momento para devolverle todas sus bromas.

—Pf, para nada, Lena Luthor —trató de hacerse la indiferente para cubrir su risa avergonzada y no lo consiguió. Lena comenzó a reírse sintiéndose ganadora y se levantó—. ¿Cómo te sientes? —le preguntó con suavidad y la ojiverde se acercó para abrazarla.

—Tenía mucho miedo —le dijo sobre su pecho—, recordé lo que me enseñaste, pero el miedo me paralizó.

—¿Él pudo…? —no terminó la pregunta dejó que se quedara en el aire y continuó abrazándola.

—No… —la miró a sus ojos para que Kara viera que era honesta— Solo pudo rasgarme la blusa —Kara asintió regresándola a su pecho—, es la segunda vez que me sucede, en la primera Snapper interrumpió todo y, en esta hasta saliste herida.

—Chst —le dio un beso en su cabello—, me alegra que ninguno haya podido cumplir sus asquerosos propósitos. Tendré que tomar medidas extremas, a penas un hombre empiece a mirarte con lujuria, le cortaré los testículos con mi puñal —Lena comenzó a reírse sobre su pecho haciendo sonreír a Kara—. ¿Qué sucedió con Imra?

—Alex la va a exiliar —Kara intentó salir, pero Lena no la dejó—, no vayas Kara, deja que tú hermana se encargue de eso con Clark.

—¿Cómo está Lizzie? —terminó obedeciéndola acercándose a la ventana para ver lo que estaba a punto de suceder.

—Está muy tranquila, solo estaba preocupada porque no despertabas —la rubia suspiró agarrando una blusa que vio sobre una silla—. ¿Eso es normal?

—Nunca fueron unidas —le contestó sin dejar de mirar afuera—, a pesar de lo demandante que era mi trabajo, siempre estuvo para mi hija, no me importaba llegar cansada, pasábamos jugando hasta que se durmiera.

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