Capítulo VI

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''La vida sigue''

La vida de Brenda había cambiado radicalmente desde la muerte de su hermana gemela Ángela. Nada había vuelto a ser lo mismo desde esa fiesta...no después de verla... Brenda sabía que su hermana no querría verla triste, pero era difícil.

Lo peor de todo era estar en su habitación, que ambas compartían. Su madre no quiso quitar sus cosas, así que todo estaba igual como lo dejó. Y aunque Brenda quisiera parecer fuerte, muchas noches sin poder evitarlo durmió en su cama, intentando recuperar el mínimo recuerdo de su hermana.

Notaba a sus padres apagados, aunque claramente ellos intentaban fingirlo. Agradeció ser tan afortunada de no perder a su familia por lo ocurrido.

El sonido de un claxon la despejó de sus pensamientos y no tardó en tomar su bolso y correr escaleras abajo. Tenía entrenamiento y Stuart la llevaría. Desde todo lo ocurrido el chico se había comportado súper dulce y tierno con ella, de una forma u otra oficializaron esa relación casual que tenían.

—Buenos días belleza—la saludó cuando subió al coche, con un beso en la mejilla. Brenda sonrió y negó con la cabeza.

—¿Ya se te pegaron los apodos cursis?

Stuart se encogió de hombros y encendió el motor del coche.

—Solo contigo.

Conducieron por las calles de Eldrid en medio de la nieve, Brenda observaba los copos golpear la ventanilla. Stuart dio una pequeña vuelta para comprarle su bebida favorita en la cafetería. No se suponía que ella debiera tomar tanta azúcar, menos antes de un entrenamiento. Si Sophie se enterara, podría quitarla del equipo.

Se detuvieron en el estacionamiento de la escuela mientras terminaban de desayunar. Brenda daba pequeños sorbitos de su bebida consiente de que si la terminaba rápido debía irse.

—¿Qué te pasa?—Stuar le preguntó, cuando llevaba un rato viéndola de soslayo—¿Quieres contarme?

—Mañana se cumplen tres meses de la muerte de Angie—susurró, bajando la mirada al vaso que tenía en la mano.

Stuart le acarició el muslo para brindarle apoyo.

—Si quieres podemos irnos, no es necesario que vayas al entrenamiento.Sophie entenderá.

Brenda apoyó la cabeza en el cabezero de su asiento y volteó a mirarlo. Tenía la nariz un poco roja por el frío y aún así se veía muy bonito. Tomó su mano entre las suyas y entrelazó sus dedos.

—Gracias por acompañarme.—le dijo—Se que talvez soy muy...

—No quiero oírlo.—Stuart la interrumpió y acarició su mejilla—No me molestas, para nada. Te quiero y solo quiero que estés feliz. Si eso implica comparte esas bebidas que posiblemente te generen diabetes...

Brenda sonrió y se acercó para darle un beso en los labios. El uniforme que llevaba era el especial de invierno, donde tanto las piernas y brazos estaban cubiertos. Stuart aún con la mano en su muslo, intentó acariciarla un poco más arriba y así tocar su piel, pero le fue imposible y ella rió sobre sus labios.

—Eres un poco pervertido—lo molestó con una sonrisa—Debo ir al entrenamiento.

—Aún no terminaste tu desayuno—murmuró él, quitándose su cinturón para poder acercarse más a ella y con una sonrisa pícara tomó su labio inferior con los dientes. Brenda soltó un pequeño jadeo y le respondió el beso mientras enredaba sus manos en su cabello. Era una buena distracción y una muy placentera, que no duró mucho ya que unos golpes en la ventanilla los hicieron separarse. Brenda miró hacia el exterior del coche y observó a Sophie quien había un gesto como si apuntara un reloj en su muñeca, recién había llegado y ya estaba apurándola.

—Joder—murmuró ella, y volvió la vista a Stuart. Sus labios estaban rojos y un poco brillosos por el labial de la chica. —Debo irme.

—¿Quieres que pase por ti?

—¿Me llevarás a tu casa?

Él sonrió y volvió a darle un beso.

—Luego yo soy el pervertido.—rió.

Brenda le dio un rápido beso de despedida antes de bajar del coche y correr hacia dentro de la escuela, para no congelarse. Caminó por los pasillos hasta llegar al salón de entrenamiento. Muchas chicas ya se encontraban allí y le sorprendió ver a la chica nueva, North sentada en las gradas.

—¿Ya terminaste de morrearte?—Sophie le preguntó mientras se quitaba su abrigo.

—Lentablemente no.—respondió ella, acomodando sus cosas al lado de Scarlett. La saludó con un beso en la mejilla y se sentó a su lado.—¿Qué hace ella aquí?—decidió preguntar a cambio.

—Es lo mismo que me preguntaba—dijo Scarlett a su lado.—No parece tener espíritu para animar.

—Es la nueva y parece querer quedarse en algún lugar—murmuró Sophie—No tengo idea y tampoco me importa...debemos entrenar.

—¿Puedo elegir la música, hoy?—preguntó Emily, emocionada. Solo podían hacer eso si Sophie estaba de buen humor.

Seguro.—le dijo y comenzó a calentar. La música comenzó a resonar por todo el salón y antes de dirigirle una última mirada a North, Brenda se acercó haciendo piruetas hacia las demás chicas y comenzó su entrenamiento.

[...]

Nova se encontraba en su habitación, no había salido de su cama durante todo el fin de semana. Sus padres ya se encontraban de vuelta y prefirió dormir un poco más.

Estaba molesta.

Desde ese encuentro con Ally y los chicos se había sentid_o así, frustrada. No sabía que pensar, no sabía si se trataba de Jared, con la chica o con ella misma. Pero si sabía que no estaba a gusto, era extraño para ella sentirse así.

Decidió darse un largo baño bajo el agua caliente, pensar en otras cosas...pero le fue imposible. Quería gritar y poder desahogarse de ese sentimiento inteligible.

Mientras se ponía ropa nueva observó su computadora donde había estado jugando una partida con Harry y los demás chicos. Los había echado de menos aunque fuera extraño admitirlo. Se miró en el espejo aun con el cabello mojado y se acomodo algunos mechones, su casa estaba en una temperatura agradable, ya que su padre había encendido la chimenea. Tenia pensado hacerse un chocolate caliente y mirarse algún documental.

Mientras bajaba las escaleras su irritación seguía latente, quería acabar con el asesino, dejar de pensar en Jared y preocuparse por otra cosa. Pero alguien golpeó la puerta.

—¡Ma! ¡Alguien llamó a la puerta!—gritó Nova desde la cocina, no tenia ánimos de hacer sociales—¡Mamaaaaaaaaaaá!

—Nova estoy por tener una reunión—le respondió desde el piso de arriba—¿Puedes fijarte tú?

Nova suspiró y dejó su taza sobre el mesón antes de ir hacia la puerta con mucha lentitud, como si le pesara. Resopló antes de abrir la puerta y no supo expresar su reacción al ver a Jared parado frente a ella.

—¡Gracias al cielo! ¡Creí que moriría congelado!—se quejó, frontando sus brazos para calmar el frio.

—¿Jared? ¿Qué haces aquí?—le preguntó ella, aun con su pijama puesto, observándolo bajo la nieve.

—Queria hablar contigo, siento que sea tan temprano, ¿estás ocupada? Puedo volver luego...

—¡No! No...pasa. Estoy preparando chocolate.

Jared sonrió cuando finalmente lo dejo pasar adentro. Nova estaba confundida por su repentina aparición y un poco emocionada. Lo que era seguro era que sus sentimientos eran una mezcla de muchas cosas y cambiaban continuamente. Se dirigió a la cocina para servir ambas tazas y dejó al chico en el salón esperando.

Al Calor de la Sangre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora