Capítulo 17.

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Taeyong apreciaba muchísimo el hogar que había recibido en el palacio, y la disposición del rey a mantener a sus pequeños junto a él por el tiempo que Jaehyun estuviera de viaje. Pero no había nada más satisfactorio que volver a su hogar, sabiendo que su esposo estaría allí esperándolo. Sabiendo que lo haría más que feliz con la noticia que tenía para darle. Que antes de partir, le había dejado un maravilloso regalo. Taeyong lo había extrañado horrores, y sabe que sus hijos también lo hicieron. Sobre todo el más pequeño, que no dejaba de preguntar por su padre. Sin embargo, él entendía lo importante que era para Jaehyun encargarse de los asuntos de su familia luego de la partida de la misma. También comprendía que su trabajo exigía constante movimiento, pero extrañaba a su esposo. Cuatro largos meses habrían pasado sin él, y su vientre claramente reflejaba el tiempo pasado. Estaba seguro de haberlo ocultado a la perfección en el palacio, pero en su hogar tenía la completa libertad de mostrar lo muy embarazado que se encontraba.

-Papi -dijo Riki, el más pequeño de sus hijos, tirando de la manga de su camisa-. ¿Ha vuelto papá a casa?

-Así es -afirmó sonriente-. Seguramente espera que lo reciban con un enorme abrazo.

El pequeño asintió con seguridad.

La puerta estaba entre abierta, una clara invitación. Ese gesto hablaba por sí solo. Sus hijos entraron casi corriendo, seguidos por él. A penas pudo ver a Jaehyun, antes de que se convirtiera en un extraño borrón tirado en el suelo.

-¡Papá! -exclamó Sunoo, el mayor, abrazándose al cuello de su padre.

-Mis pequeños -exclamó Jaehyun poniéndose de pie y llevando a sus hijos, que no querían soltarlo, junto a él.

-Amor mío -dijo Taeyong con felicidad.

-Mi ama... -las palabras fueron cortadas por un gesto de completa sorpresa.

-Mira tu suerte. Te vas dejando a tres personas esperando por tí, y vuelves encontrándote con cuatro.

Jaehyun lanzó una gran carcajada cargada de emoción y alegría, antes de abrazar a Taeyong con cariño.

-Mi amor -susurró completamente extasiado-. Esta noticia alegra mi corazón.

-Entonces deseo hacerte aún más feliz.

Jaehyun lo observó expectante. Taeyong se habría dado cuenta de aquello, cuando su esposo ya había partido. Se sintió un estúpido por no atar cabos con suficiente velocidad. Pero luego de compartir tanto tiempo con Jaemin y conocer su historia, estaba seguro que poseía la verdad.

-¿Cuál es esa noticia que puede hacerme aún más feliz que un hijo de tu vientre?

-Jaehyun, amor mío -acarició su rostro con cariño-. Tu hermano aún vive.

-¿Mi hermano? -preguntó sorprendido-. ¿Acaso estás hablando de Jaemin?

-Así es -asintió repetidas veces y sonrió con todo el amor que sus ojos podían expresar-. Tu hermano es aquel joven que salvó su vida, prometiéndole al rey un hijo varón. Su historia, su aroma, todo tiene sentido. Estoy seguro, Jaehyun, es él. Na Jaemin de Busan sigue con vida.

-Pero... No puede ser -susurró, sus ojos llenándose de lágrimas que se negaba a dejar caer-. ¿Estás seguro, Tae? ¿Seguro es él?

-Seguro, muy seguro.

( . . . )

-Mi señor -murmuró Renjun rascándose la nuca con extrañeza-. Los guardias me han anunciado que en la entrada hay un hombre que asegura ser su hermano.

Jaemin levantó la mirada de su pequeña hija y frunció el ceño suavemente.

-¿Mi hermano?

-Sí, se hace llamar Jaehyun.

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