Capítulo 27.

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Jaemin se observó al espejo por milésima vez aquella mañana. Su atuendo de boda había sido especialmente diseñado para que su pequeña contara con gran comodidad, siendo este de seda blanca y suave, ajustándose lo suficiente para hacerlo ver elegante, pero no tanto como para sentirse incómodo.

Observó su cabello, arreglado en una simple corona de pequeñas flores. Corona que pronto sería reemplazada por la corona real.

Renjun sonrió a través del espejo, mientras terminaba de arreglar los últimos detalles en su atuendo.

-Se ve increíblemente bien, mi señor -afirmó.

-Gracias Renjun -suspiró-. Recemos porque esta pequeña esté en paz durante todo el día.

El nacimiento estaba más que cerca, y la posibilidad de que naciera en cualquier momento, estaba siempre presente. Acarició su vientre y sonrió ampliamente.

-¿Está nervioso, mi señor?

Jaemin negó con la cabeza, la sonrisa era imposible de borrar de su rostro.

-¿Por qué debería estarlo? El amor de mi vida está esperándome allí afuera.

-Por supuesto. Pero me refería a la coronación.

-Tengo a Jeno y haré mi mejor esfuerzo por ser un buen gobernante, eso es suficiente.

-Deseo que los dioses lo bendigan profundamente -dijo Renjun inclinándose-. Que sus años en el trono sean años prósperos, y su familia sea numerosa y repleta de amor.

Jaemin se acercó a Renjun, y acarició una de sus mejillas.

-Eres un buen amigo, Wong Renjun.

Renjun se sonrojó y bajó la mirada.

Pronto, un soldado estaba llamando a la puerta. Renjun le abrió y lo oyó murmurar algunas cosas. El chico se volvió hacia él y rió suavemente.

-Mi señor, su alteza lo está esperando en el altar.



( . . . )



Jeno había vivido muchas situaciones de extrema ansiedad y nerviosismo a lo largo de su vida. El ser criado para ser rey, implicaba una preparación tan agotadora como exigente. Su vida estaba repleta de momentos en los que creía que la presión acabaría con él, y por mucho tiempo creyó que el día de su boda sería uno de ellos. Pero estando allí parado, con muchas de las personas que formaban parte de su corazón, y muchas otras personas que formaban parte de su reino, esperando al amor de su vida, él no sentía ningún tipo de miedo. No sentía pesares ni preocupaciones. Porque pasar la eternidad junto a Jaemin, era lo que más deseaba. Desde lo más profundo de su corazón.

Mark le colocó una mano en el hombro y sonrió ampliamente.

-Su felicidad es la mía, mi señor.

Jeno devolvió el apretón, antes de atraerlo en un abrazo. Fue corto, pero increíblemente significativo si se tomaba en cuenta que su último abrazo habría sido en el cumpleaños número dieciocho de Mark.

-Entonces tu corazón salta de emoción.

Mark rió, y con una inclinación, se colocó detrás de él. Entonces la ceremonia comenzó.

Jeno vestía el atuendo de bodas oficial del rey, y la corona brillaba reluciente sobre su cabeza.

El lugar estaba repleto de flores, sobre todo de aquellas flores azules que Jeno disfrutaba colocar en el cabello de su amado. Los escudos del reino estaban colgados en grandes telas, a lo largo de todo el lugar.

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