Capítulo 24.

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Jaemin había dormido casi un día entero. Entre el poco descanso por el parto de Taeyong, y la horrible situación gestándose en el palacio, se había desmayado y dormido hasta la mañana del día siguiente. A Jeno le hubiera gustado quedarse a su lado, pero no podía, no cuando su hijo había desaparecido, no cuando el podría estar buscándolo. Así que al llegar el otro día, con su cuerpo y mente agotadas y una búsqueda eterna que aún seguía siendo una búsqueda, se dejó caer en la cama de Jaemin. Él a penas se habría despertado, Jungwoo dormía sobre su pecho y él lloraba en silencio.

-Descansa -susurró Jaemin y acarició el cabello de Jeno.

-No puedo.

-Puedes. Por favor.

Jeno sujetó la mano de Jaemin y la besó con dulzura.

-De ser necesario, dejaré mi vida en esta búsqueda.

-No -suplicó Jaemin-. No dejarás tu vida en ningún lado, te necesitamos, el reino te necesita.

-Prometo encontrarlo, Jaemin. Lo juro por mi vida, voy a encontrar a nuestro hijo.

Jaemin acarició una pequeña mano de Jungwoo y dejó escapar un tembloroso llanto.

-No puedo perder otro hijo -susurró-. Rompería mi corazón, no podría seguir.

-Hey -Jeno sujetó su rostro entre las manos-. Voy a encontrar a Jisung. No perderemos nada en absoluto.

Jaemin lo besó ligeramente y volvió a insistirle que durmiera por un momento. Esta vez, Jeno lo escuchó.

( . . . )

-Tranquilo amor. Vamos, respira.

Jaemin se sujetó con fuerza de la camisa de Jeno y respiró agitadamente, el sabor y olor a vómito dejándolo con una sensación terriblemente desagradable.

Era el tercer día. Jaemin ni siquiera quería contarlos. Tres días sin su hijo. Tres días en los que había llorado y vomitado sin parar. Tres días en los que había abrazado a Jungwoo y HyeJoo como si no hubiera un mañana. Tres días en los que se sujetó a Jeno como su fortaleza y más seguro aliado.

Jeno lo sujetó por los hombros y lo observó con preocupación. No podía soportar ver a Jaemin de aquella manera, le rompía el alma.

-Ya estoy mejor -susurró-. Tranquilo.

Jaemin no usaba su nombre, pero tampoco se refería a él con increíble respeto. A Jeno no podía importarle menos.

-¿Seguro?

-Aún me siento mareado, pero no creo seguir vomitando.

-Bien -susurró y lo atrajo en un abrazo-. Te amo.

-También te amo.

Golpes apresurados en la puerta, hicieron que se separaran. Jeno lo hizo sentarse antes de abrirla, el cariño en sus ojos completamente borrado, para dejar paso a la mirada de dureza y seguridad que un rey debía reflejar.

-Soldado.

-Su alteza -susurró inclinándose-. El general me ha enviado a usted. Su alteza, han encontrado al príncipe.

Jeno volteó hacia Jaemin, quien se puso de pie de inmediato y se sujetó del brazo del mayor.

-¿Cómo dijo? -exigió.

-Mi señor -el soldado se inclinó-. Han encontrado al príncipe Jisung.

( . . . )

Si esos tres días fueron un martirio diario para Jaemin, esas horas de espera sabiendo que habían encontrado a su hijo, fueron el mismísimo infierno. Mantuvo a una muy despierta e inquieta HyeJoo en sus brazos mientras contenía una nueva oleada de náuseas que lo dejaba mareado. Esta vez, su hermano estaba a su lado. Jaehyun cargaba a un semi dormido Jungwoo mientras acariciaba una de sus manos.

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