Capítulo 3

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Binghe acunó con ternura a ese niño que lloraba desconsoladamente por su familia a la que nunca más volvería a ver, dejando su túnica hecha un desastre de mocos y lágrimas. El niño finalmente comenzó a calmarse en el cálido abrazo del joven, una fortaleza de seguridad.

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Lo había dicho todo.

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Bebé Qingqiu se desahogó, como si ver a su familia en ese sueño -riendo y abrazándolo- hubiera roto el dique que, sin saberlo, había contenido esa tristeza durante décadas.

Su madre apuñalada y decapitada. El olor a madera quemada cuando su casa fue incendiada. La sangre de sus jiejies cubriendo el pasto. Las miradas penetrantes de los cultivadores que le hicieron sentir un miedo indescriptible. Su Dage – su héroe – llevándolo en sus brazos, protegiéndolo, como un escudo de todo daño.

La evidente angustia en los ojos de su Dage, por no poder acompañarlo y tener que pedirle que huya de todo lo que conocía. Las últimas palabras apenas pronunciadas antes de morir...

"Te amo."

De la boca de un niño, escuchar esos horrores que presenciaron sus hermosos ojos color jade... Binghe no pudo pronunciar una palabra de consuelo. El nudo de su garganta restringiendo su habilidad para hablar. Solo pudo apretar el abrazo comprensivo mientras sus lágrimas acompañaban a las de su pequeño shizun.

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Los primeros rayos de sol comenzaron a llenar gradualmente la habitación de la casa de bambú. Las lágrimas del pequeño comenzaron a cesar, dejando solo sus sollozos.

Con la manga de su bata, Binghe limpió el pequeño rostro de su shizun, cuyos ojos estaban hinchados y su pequeña nariz se había vuelto rosa. Mientras hace esto, mentalmente le pregunta al demonio del sueño si sabía algo más sobre lo que le sucedió a la familia de su mini shizun.

Hubo un breve silencio antes de que se escuchara el resoplido de Meng Mo.

"Ni siquiera sabía que los perpetradores eran cultivadores". espetó con cierto desdén. "La noticia de la muerte de su familia se extendió por todos los rincones del reino demoniaco, pero nadie sabía exactamente qué o cómo sucedió". Binghe podía imaginar al viejo demonio con la mirada en el suelo. "Algunos asumieron que la familia se topó con el demonio equivocado. El soberano de entonces mandó buscar al culpable... pero sin suerte." El anciano suspiró hoscamente.

Binghe sintió que le hervía la sangre mientras los culpables aún vagaban por la tierra libres sin castigo.

Se prometió a sí mismo que haría todo lo posible para encontrarlos y hacerles pagar 10, no... ¡20 veces el daño que le causaron a su shizun!

De repente, se dio cuenta de algo...

"Shifu-" Binghe hizo una breve pausa antes de continuar, "¿No fuiste el único demonio al que ayudaron?"

"Humanos, demonios. Ayudaron a cualquiera que lo necesitara. Quizás..." Binghe no sabe por qué visualizó al demonio acariciando su barba mientras hacía esa pausa. "Las leyes del mundo del cultivo son severas contra aquellos que se confabulan con los demonios, castigados con la muerte".

"Pero..." Binghe hace una pausa. "¿Incluso los niños?"

"Debo admitir que es extraño".

"Bing- gege ", el joven había estado mirando a la nada mientras hablaba con el demonio del sueño, hasta que el niño lo notó "¿Estás hablando con Meng- shifu?"

Mi pequeño BaoziKde žijí příběhy. Začni objevovat