Capítulo 4

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Era de noche.

Xie Yin y su Da-ge estaban recostados sobre el techo, mirando el cielo nocturno tapizado por las estrellas que brillaban intensamente.

"Da-ge", el pequeño se aferró a su hermano, tomando las túnicas del joven para que le prestara atención. "Cuando llegue el día de que te vayas, ¿podrías llevarme contigo?"

"¿Mi pequeño Baozi tiene tanta prisa por salir de aquí?" su Da-ge fija su mirada en él con una cálida sonrisa en su rostro mientras se pone de costado quedando de frente, pasando sus largos dedos por el cabello suave y sedoso de su preciado Baozi.

"Es solo que..." el niño mira hacia el techo debajo de él, sin atreverse a mirar a su Da-ge a los ojos. "Te voy a extrañar mucho". finalmente dice con un pequeño puchero.

Su Da-ge se ríe, admirando lo lindo que es su Baozi.

"Pero si vienes conmigo, ¿no extrañarás a mama, baba, tu Erge y jiejies?" Pellizcó ligeramente la mejilla de su Baozi, quien continuó haciendo pucheros adorables.

"Estoy asustado." Pequeñas lágrimas brotaron del rabillo de sus ojos. El mayor le pregunta de qué - "No volver a verte".

"El hecho de que me vaya no significa que no vendré a visitarlos". Su Da-ge lo abraza, manteniendo su pequeña cabeza cerca de su pecho, escuchando el relajante latido del corazón de su Da-ge. "Ustedes son mi familia, lo más preciado que tengo. Por supuesto que volveré... ¡Y con regalos!"

"¿¡Lo prometes!?" Xie Yin lo mira emocionada y no puede evitar estallar en carcajadas.

"Lo prometo." Da-ge besa tiernamente la frente de su Baozi, quien cierra los ojos, disfrutando del calor que emana del tierno y seguro abrazo de su Da-ge.

*

Te... fallé...

El pequeño Qingqiu abrió los ojos al escuchar una voz sollozante. Su Da-ge ya no estaba a su lado y se dio cuenta de que ya no estaba en el techo de su casa.

Era un lugar extraño para él. Demasiado oscuro que apenas podía distinguir los detalles a su alrededor.

El olor a humedad y putrefacción llenó sus fosas nasales. El sonido de las gotas de agua cayendo al suelo resonó en ese lugar sombrío.

.

Oyó un débil sollozar.

Curioso, trató de seguir el sonido hasta su origen. Su corazón se aceleraba con cada paso que daba. Sintió que las paredes se cerraban a su alrededor, respirar se volvía cada vez más difícil, pero continuó - algo le decía que tenía que...

El sollozo se hizo más y más fuerte y, a lo lejos, pudo ver una gran puerta de madera. Corrió hacia ella, el sonido de sus pequeñas botas al pisar los charcos resonaba por los pasillos. Una tenue luz salió por debajo de esa puerta.

El pequeño Qingqiu intentó abrirla, pero era demasiado pesada. Ejerció más fuerza en su empuje, y apenas le dio suficiente para pasar.

Había varias velas encendidas formando un círculo. Un hombre de espaldas a él; arrodillado en el centro, cubriendo su rostro con ambas manos mientras sollozaba.

La túnica del hombre estaba desgarrada, revelando heridas que abrían y cerraban. Un charco de sangre ya se había formado debajo de él.

Shen Qingqiu estaba asustado y, a su vez, preocupado por este hombre que claramente sufría. Tomando todo el coraje que pudo comenzó a acercarse y al dar el primer paso hizo un eco que hizo notar su presencia.

Mi pequeño BaoziWhere stories live. Discover now