𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟎𝟐: Hasta que por fin vienes a verme

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 ❛ Hay que ser valiente para pelear con tu sombra ❜


𝟎𝟐.

𝑽𝑶𝑺𝑭𝑰𝑳𝑳 𝑴𝑶𝑹𝑻



Lo que alguna vez fue un lugar cálido y cuidado, el tiempo se había encargado de convertirlo en ruinas tristes pero que, de alguna manera u otra, se habían mantenido en pie. La antigua casa de la familia Howell presentaba ahora una fachada de madera descuidada, sucia y evidentemente envejecida. Pero era el típico aspecto de todo el barrio, al menos, así que no resaltaba especialmente.

Mucho de ese espacio gritaba recuerdos. El césped alto, las ventanas despintadas, incluso la alfombra al pie de la puerta de entrada, húmeda y desgastada, reflejaban esos detalles que antes pertenecían al padre de Adama. A su descuido, mejor dicho. Y ella empezó a replantearse por qué demonios no contrató a alguien para que mantuviera la casa todo ese tiempo, o al menos para que la ayudara a restaurarla ahora que estaba de regreso. Supuso que finalmente sí que había logrado mantener algo de su padre con ella.

De la vecindad también quedaba poco y nada. La mayoría de familias parecían haber crecido y muerto con el correr de los años, otras se habían mudado y un par de ellas habían dejado su legado en forma de descendientes problemáticos. Pensar que su padre entraba más bien en esa última categoría sacudió todavía más el corazón de la joven Howell.

Pero eso no la detuvo de ingresar, dejar sus cosas a un lado y echarle una rápida mirada. El interior de la casa era un reflejo del exterior, en ruinas y descuidado. La oscuridad reinaba en cada rincón, mientras que el olor a humedad y abandono entraba por las ventanas. Los muebles estaban cubiertos de polvo y telarañas, y las cortinas desgastadas apenas podían filtrar la luz que se colaba por ellas. Cada habitación parecía ser un eco de lo que alguna vez fue, pero ahora estaba en desorden, como si hubiera sido abandonada de repente.

Aquella última noche... así fue, en efecto. Repentina.

Adama se adentró en la casa, con la sensación de estar pisando el legado de lo que alguna vez fue su familia. Caminó por el pasillo principal, notando que algunos cuadros con fotos todavía estaban colgados en las paredes. Se reconoció a sí misma de pequeña en uno de ellos, sonriendo dulcemente a la cámara, y luego a su padre, en otro, con una mirada severa y distante, llevando el traje de policía puesto.

Todo parecía tan lejano, como si perteneciera a otra vida. En el fondo, Adama sabía que su hogar todavía estaba allí, enterrado bajo las capas de abandono. 

Recordó la última vez que vio a su padre, en medio de una confrontación con el jefe de aquel entonces. Aunque había sido un hombre cruel y violento, también era su padre, y ahora ella estaba sola en este lugar que alguna vez compartieron. Pero no se dejaría intimidar por Merwick ni por las ruinas que lo rodeaban.

A medida que repasaba los sucesos más recientes, recordaba cómo, una vez que Raymond Merwick había establecido las condiciones que requerían su presencia en Vosfill Mort, la tensión en el ambiente parecía haber alcanzado su punto más álgido. Los embriagaba a todos, incluido el Super, por lo que en cuanto terminó su discurso de macho alfa le dejó unas últimas indicaciones a Keith de qué hacer con Adama, y luego los abandonó alegando que tenían un montón de papeleo pendiente que terminar cuanto antes. Y claro, no era nada que lo concerniera especialmente, por lo que se fue directo a organizar las patrullas.

NEVADA: Las dos caras del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora