El elemento Imperium

CAPITULO 36

André Kelly

Estoy junto a Ethan apunto de entrar a la plataforma de la última fase, el me mira y después se gira hacia Kathe que nos mira con una sonrisa.

Me acomodo en mi posición y veo como Ethan corre delante de mí y desaparece en el humo blanco, yo no me quedo atrás y entro pocos segundos después.

Al entrar pude darme cuenta que no se veía absolutamente nada, ni siquiera Ethan que entró poco antes que yo – Norris – exclamé intentando que contestara – Regente, ¿Dónde está? – dije de nuevo pero no respondía

Estoy solo en esto

Camine intentando hallar con lo que me tenía que encontrar pero para mí sorpresa me encontré con un tubo al principio me confundí pero después note que era de una litera, y cuando la ví fue cuando entendí dónde estaba.

El orfanato…

Me giro para ver a todos los niños de mi antiguo orfanato, comienzo a retroceder hasta quedar pegado a la pared hasta que veo entrar a la encargada de nosotros, la señora Ágata, entra al cuarto y se pone en la puerta observándonos.

Olvido por completo las olimpiadas, me giro para ver a los demás y puedo ver en el reflejo de una ventana que era un niño otra vez.

Volví a mis 9 años

El miedo empieza a invadirme y me apresuro a entrar en una cama y cubrirme por completo pero escucho sus pasos y cierro mis ojos, cubro mi boca y solo espero lo peor.

– ¡En formación! – ordena con una voz dura

Lo pienso pero decido salir, tan pronto lo hago me pongo al filo de la litera y miro al piso con las manos sudorosas sobre mi regazo.

– El día de hoy vendrán a visitarnos un matrimonio joven, ellos no pueden tener hijos por lo que quieren un niño o niña de aquí ya que también quieren saltarse la fase de bebés – dijo mientras caminaba por el pasillo – espero se porten bien porque alguno de ustedes será el elegido

Seguí mirando al piso y recordé

Esto ya, ya lo había pasado

– André – me habló la señora Ágata y levanté ligeramente la cabeza para mirarla, sus ojos verdes se centraban en mí – el día de hoy, te llevaré a jugar conmigo

Me volví pálido en ese momento, mi respiración se empezó a acelerar y un nudo en mi garganta se formó.

– No- ¿no puede ir alguien más? – dije en voz baja

– Sabes que me encanta jugar contigo, así que te llevaré una vez más – dijo con una sonrisa mientras mis piernas temblaban – ve a mi oficina… espérame ahí y sabes que hacer

Sin más que decir comencé a caminar hacia la oficina, mis lágrimas caían mientras escuchaba a los demás niños rogar por ir a jugar… cuando no sabían lo que en verdad pasaba al entrar ahí. Salí de la habitación y comencé a caminar por los pasillos, veía como los demás niños jugaban, comían y estudiaban, sonreía ligeramente al recordar varias cosas pero al pensar en hacia donde me dirigía mi sonrisa se borraba.

Llegué a la oficina y tape mi boca ahogando mis lloriqueos. Aunque me detuve cuando me acerque a ver un periódico en el escritorio.