Capítulo 7

17 9 2
                                    

Lando 👔

No puedo estar más cansado. Resulta que el maravilloso cocinero de Helen, más que un empleado, es un señorito. Mi pareja de mentira ha tenido el descaro de escribirme un correo electrónico para informarme que, a partir de mañana, el señor Romero estará en la ciudad para ayudar a mejorar mi restaurante. Hasta ahí, nada nuevo. Un poco tocapelotas que vengan a decirnos cómo cocinar, pero bueno, nada que no podamos soportar.

Lo verdaderamente cabreante es que tengo que ser su conductor personal. Hace tiempo que no está en la ciudad y quiere hacer turismo, lo cual me parece maravilloso. Nueva York no es una ciudad cualquiera, es LA ciudad. Por eso vivo aquí. El problema es que el señor no puede coger el transporte público porque es 'demasiado importante para mezclarse con gente que no es de su categoría'. Acojonante.

Mi padre me ha aconsejado que lleve el coche al taller para controlar que todo está en orden, ya que no sabemos qué puede pasar si el coche no está en perfecto estado. Mi puto coche. Es que no doy crédito.

He estado buscando por internet talleres no muy lejanos al restaurante. Me han aparecido tres más o menos a la misma distancia, pero en diferentes direcciones. Me he decantado por el que tiene mejores opiniones en Google.

En cuanto llego al garaje al que la aplicación de Maps me lleva, uno de los mecánicos que están en el interior me anima a pasar con la mano. Una vez me poso del coche y le pido la revisión, me dice que me vaya a dar una vuelta y vuelva en un rato.

―Mejor tome mi número y me avisa, si es tan amable ―sugiero.

―Claro, sin problema.

Una vez apunta el número que le dicto, me despido y salgo a la calle.

―Vaya prisas, hombre. Ya ni saludas ―me frena una conocida voz.

¿Tan pequeña es Nueva York?

―No te había visto, perdona ―me sincero tras girarme en su dirección―. ¿Qué te trae por aquí?

―Una clienta con mucha cara. ¿Y a ti y a tu precioso coche? ―pregunta cabeceando en mi dirección. El movimiento en su garganta mientras da un sorbo a su bebida me distrae más de lo que me gustaría admitir.

―Un trabajador muy sibarita ―niego con la cabeza.

―¿No me vas a presentar? ―le pregunta el chico a su lado. Por razones que desconozco, su mano en el hombro de Dana me perturba en exceso.

―Oh, disculpa. Mattia, este es Lando. Lando, este es Mattia, trabaja aquí.

Nos damos la mano. Él, extremadamente sonriente. Yo serio como si fuera un capullo.

―Un placer ―digo para no parecer un celoso de mierda―. Es mi primera vez en este taller, espero que seáis de fiar ―bromeo.

―Oh, sí. Sobre todo desde que esta maleducada se fuera a trabajar con mi tío.

―Idiota ―ríe Dana, dándole un golpe con la cadera.

―Mattia, ¡se acaba tu descanso! ―gritan desde dentro.

―Disculpad. Encantado, Lando ―se despide de mí―. Nos vemos, terremoto ―hace lo propio con Dana y le deja un suave beso en su mejilla derecha.

―Bueno, guapo, ¿te apetece dar una vuelta? ―propone acercándose a mí.

La respuesta no tengo ni que pensarla.

―¿Contigo? Donde tú quieras.

Dana sonríe y me invita a caminar junto a ella.

―Cuéntame cosas de ti.


֍֍֍֍֍

He vueltoo.

Espero que os guste <3

Un Peligroso Azar (+18)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt