Diversiones 2

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Miu se sentía asqueada, pensaba que había renunciado a todos sus ideales que ya de por sí eran pocos, usualmente los halagos le iban de maravilla, pero en esta ocasión el saber que realmente no eran por algo que ella hiciera hizo que se sintiera sucio.

Por otro lado Himiko estaba más que asustada y emocionada, genuinamente su trabajo había impresionado a los jefes del circo y sobre todo a su mayor ídolo, ella sabía que era demasiado cobarde para reclamar el crédito y eso sí la llegaba a poner un poco triste, pero trataba de ignorarlo para concentrarse en planear algo más grande para los directivos, pues ellos esperaban que Miu les mostrará nuevas ideas.

La pequeña caminaba en círculos tronando sus dedos y pensando, había tenido cientos de ideas pero la gran mayoría no parecían medianamente buenas y eso la desesperaba, por otro lado Miu solo podía verla sentada en las butacas esperando a que soltará cualquier signo de haber conseguido algo.

Las horas pasaban y Himiko seguía exactamente igual, finalmente su compañera se harto de pasar tanto tiempo sentada viendo su celular y camino afuera para tomar aire fresco, de camino a la salida vio algo de desesperación en los camerinos, al parecer el señor Ouma había desaparecido y todos estaban buscándolo por todos lados, especialmente Tsumugi estaba hecha un manojo de nervios.

Trato de no meterse y alejarse lo más posible, realmente no se le hacía raro que al señorito se le ocurriera escurrirse un rato fuera de todo el estrés del circo, en su opinión, era un trabajo que volvería loco a cualquiera.

Cuando por fin salió respiró profundamente y camino entre los árboles del parque, estaba pensando en sentarse en alguna banca y quitarse los tacones para descansar los pies, pero alcanzó a escuchar la voz de su jefe cerca, volteo a todas direcciones pero no parecía haber nadie, se sentó en la banca y está vez escucho la voz de Shuichi, miro detrás suyo solo encontrando los árboles ¿Se estaría volviendo loca ella también? Se alejo de la banca lentamente y se metió entre los árboles encontrando...

。:゚(🔁)゚:。

Shuichi: ¡S-Señor Ouma, espéreme!

Kokichi: ¡Si no te apuras quedarás atrás Kouchi!

Shuichi si quería poder seguirle el ritmo a su jefe, de verdad, pero la cantidad de peluches y premios que tenía que cargar no lo dejaban ni siquiera ver, no llevaban ni una hora y Kokichi ya había derrotado casi todos los juegos de la feria.

Kokichi: ¡Hey, Luichi! ¡Mira!

Corrió hacia un juego de cacería y pago de inmediato para dos jugadores, al menos algo era cierto, no jugaba solo y es que aunque Shuichi quería pagar algo él, nunca lograba ser más rápido que su jefe. De nuevo ganó y otro peluche fue para la colección, Shuichi ya ni sabía cuánto estaba cargando ni cómo lo estaba haciendo, pero le parecía un precio justo con tal de ver a Kokichi feliz.

Ciertamente era algo que casi nunca se podía ver, pero cuando ocurría era todo un espectáculo para el más alto, pues Kokichi se veía demasiado tierno cuando se emocionada por cada juego que ganaba.

Finalmente Shuichi cayó al suelo llamando la atención de su jefe quien apenas había notado la sobre carga de premios.

Kokichi: Nishishi~ tal parece que Fuichi no puede con mi estiló

Tomo uno de los peluches y lo miro unos pocos segundos mientras Shuichi se levantaba por su cuenta y comenzaba a recoger los demás.

Kokichi: Mochi, nuevas órdenes, toma todas estas baratijas y ve repartirlas entre los niños de la feria

Shuichi: ¿D-Disculpé?

Kokichi: ¿No me oíste? No quiero seguir viendo estás cosas, solo regala todo a los niñatos que veas por ahí

Kokichi tiró el peluche con desinterés y cómo toda una diva se fue radiante a ver el resto de la feria ignorando la ropa tan cutre que llevaba para que nadie lo reconociera, Shuichi solo pudo suspirar con algo de cansancio, por supuesto, Kokichi ya había pasado mucho tiempo sin joder a alguien.

Tomó todos los premios y los fue repartiendo entre los niños que encontraba, casi todos se emocionaban al ver un adorable peluche llegar a sus manos de la nada, aunque los adultos no lo veían de la misma manera y tuvo que soportar las miradas de desconfianza de todos los padres o cualquier mayor que estuviera cerca, normalmente un desconocido regalando cosas a los niños no era buena señal.

Cuando finalmente terminó se encontró con otro problema ¿Y el señor Ouma? Shuichi comenzó a recorrer la feria buscándolo con la mirada, pero lo que encontró fue un juego, el único que Kokichi no había podido ganar, el juego del mazo.

¿Kokichi se sentía mal por darle ese trabajo a Shuichi? Sí, pero tampoco mucho, solo un poco, pues necesitaba alejarse de absolutamente todo un momento, caminar en silencio y tranquilidad, pero ahora sí que extrañaba la compañía de Shuichi, se quedó cerca de la rueda de la fortuna viendo su reloj esperando a que lo encontrarán y así fue.

Shuichi: ¡S-Señor Ouma!

Kokichi: ¡Rochi!

En cuanto Shuichi estuvo delante suyo le tapo la boca y susurro en forma de regañó.

Kokichi: ¡No puedes gritar mi nombre así estando de incógnito!

Shuichi: ¡Perdón!

Kokichi solo volteo los ojos con una sonrisa, aunque no lo admitiera, realmente le gustaba esa linda torpeza de Shuichi.

Kokichi: Da igual, ya son las 6 tenemos que regresar

Shuichi miro hacia la rueda de la fortuna y luego a su jefe, este entendió y decidió aceptar un último juego.

La fila no era muy larga y los dos subieron a uno de los vagones, en cuanto comenzó a subir, Kokichi se quitó los lentes y la capucha gritando "¡Libertad!" Shuichi solo sonrió, miraron afuera cómo lucía el atardecer y Shuichi supo que era el momento perfecto.

Shuichi: ¡E-Eh...! Señor... — Kokichi lo volvió a ver — Sé que sus órdenes eran claras y no quería ver ninguna de esas "baratijas" pero... No sé... Pensé que no sería muy lindo que se fuera de aquí sin nada ¡S-Si cumplí su orden, en serio! Pero volví a encontrar el juego del mazo y yo...

Con todos los nervios que podía tener un humano, Shuichi saco de sus bolsillos una pequeña cajita y se la extendió a su jefe mientras su cara enrojeció.

Kokichi: ¿Eh?

Shuichi: No soy tan fuerte tampoco, p-pero gane esto para usted

Kokichi tomo la caja y la abrió viendo un collar de joyería falsa, tenía perlas de juguete y un dado justo en medio.

Shuichi se sintió un verdadero tonto, regalarle algo tan barato a una persona famosa y exitosa que seguramente vería eso cómo simple basura y el hecho de que Kokichi no le respondía parecía darle la razón, ocultó su cara bajo sus hombros esperando un regaño, pero por esa misma acción no podía ver la expresión de su jefe.

Kokichi miro el regalo con una gran sorpresa ¿Que sentir? Ternura por un regalo tan pobre para sus estándares pero que de alguna manera le parecía maravilloso, él esperaría joyería cara, coches o ropa de marca, pues eran los lujos con los que vivía, pero ese collar falso tan infantil y barato podría ganarle a cualquier lujo, se sentía cómo una adolescente cualquiera en una cita y eso le impacto, recordar aquello, que seguía siendo solo un chico menor, no un empresario ni la cara de una marca, solo un chico ¿Acaso Shuichi lo había visto así y por el regalo barato? Quizás solo suponía de más y simplemente es que fue lo único que pudo conseguir, pero sea cual sea la razón de tanta simpleza, le seguía pareciendo asombroso.

No pudo soltar más palabras que un simple:

Kokichi: S-Shuichi...

Después se puso el collar cómo si fuera el más caro y delicado del mundo, miro al contrario que todavía no se atrevía a verlo a los ojos,soltó una pequeña sonrisa de ternura y sin poder pensarlo mucho se acercó y lo beso.

el circo - saiomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora