Capitulo 3

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Narra Skyler

Cuando por fin pude salir de mi habitación respiré aliviado. Le había mentido a mi padre diciéndole que no me sentía bien para que me dejara faltar a la escuela. No fue difícil, ya que nunca lo hago y me creyó sin dudarlo.

Bajé las escaleras hasta la cocina y me serví cereal con leche acompañado de fresas. No había sido capaz de asistir a clase cuando cabía la enorme posibilidad de que todos supieran lo que pasó en casa de Susie. De solo imaginar lo que dirían de mí, hacía que la vergüenza me invadiera. No éramos amigos, así que no esperaba que él hubiera guardado el secreto.

Mi amiga se disculpo un millón de veces y me dijo que haría que Mike no dijera nada. ¿Pero y si no lo había convencido? Ni siquiera me atreví a tener el teléfono encendido, por si acaso. Miré el reloj en la pared, pasaban de las doce de la tarde. Con razón me moría de hambre.

Vi un rato la televisión y después fui a lavar los trastes que use para mí cereal. Mi papá llegaría hasta las 7:00 de la noche. Mi madre estaba de viaje de negocios, tiempo suficiente para no preocuparme por nada por el resto del día.

Subí a cambiarme y después de tomar mi cartera junto con mis llaves, salí de casa. Una visita rápida al supermercado y volvería a casa a ver en qué mataba el tiempo.

Media hora después había llegado a mi destino, por suerte no estaba muy lleno. Suponía que no era una hora común para hacer compras. Un golpe de suerte si me lo preguntaban. Tomé un carrito y emprendí la búsqueda de lo que sería mi comida de hoy, no tenía muchas ganas de carne y eso era lo que había en casa.

De repente cuando pasaba por un pasillo pude escuchar los sonoros alaridos de un infante muy molesto. Por lo poco que entendía quería un juguete que su madre no estaba dispuesta a comprar. El niño estaba tirado en el suelo pataleando y gritando como si lo estuvieran asesinando. Algo que no podía negar es que era un excelente método anticonceptivo que salía gratis.

Bufé molesto por qué su madre no hacia nada para detenerlo y decidí que sería mejor seguir con mis asuntos, pero tal vez lo decidí demasiado tarde. Por andar en el chisme mi carrito choco de lleno con el de alguien más.

—Perdón, no fue mi...—me apresuré a disculparme, pero me quedé a media frase cuando vi de quién se trataba—¿Por qué a mi dios?—pensé golpeándome mentalmente con una pared imaginaria.

—Hola, que coincidencia— frente a mi se encontraba la persona que menos quería ver en este instante, Mike.

—Hola, siento lo del choque. Estaba algo distraído— Sonreí como si estuviera viendo a esa tía molesta que siempre te pregunta si tienes novia en las fiestas, con falsa amabilidad.

—No te preocupes, realmente no me molesta—Se encogió de hombros restándole importancia—¿No deberías estar en la escuela?

—Digamos que no me sentía muy bien, pero ya estoy mejor—era muy difícil mantener mi fachada frente a él, por que lo único que yo necesitaba actualmente es que se fuera muy lejos de mi. No quería socializar en este momento, solo quería comprar mis cosas e irme a casa, pero eso no iba con mi personalidad—Que hay de ti ¿No deberías estar en la escuela?

—Me quedé dormido...—un pequeño silencio se formó en la conversación. Era normal, ya que nunca habíamos hablado demasiado. Estaba a punto de despedirme y huir cuando volvió a hablar—Ayer te fuiste muy rápido y quería hablar sobre...

—¡Ah! Mira la hora, realmente debería apresurarme con las compras o no terminaré pronto—reí nervioso sintiendo un hueco en el estómago. No quería ni pensar en el calor de mis mejillas que debía estarme haciendo ver ridículo. Pero a pesar de que moví mi carrito a un lado para escapar lo más dignamente posible, él empezó a seguirme.

¿Sabes algo? ¡Te odio!Where stories live. Discover now