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Se observó en el espejo, y gruñó frustrada. ¿Qué demonios se iba a poner para ir a visitarlo? Ya llevaba medio armario afuera, y nada la convencía.

—No tengo que mierda ponerme —gruñó arrojándose a la cama, sobre la ropa—. Ni siquiera sé que tipo de ropa debería ponerme para verlo —suspiró, rodando por la cama hasta alcanzar la mesa de noche y tomar el celular.

Eran las seis de la tarde, a las ocho debía estar en casa de Noaelí, y aún no se había bañado tampoco. Jamás en su vida se había vestido para alguien más ¿Por qué ahora tendría que hacerlo? ¿Por qué intentar gustarle a alguien de ese modo?

Además ¿En qué demonios estaba pensando? A ella no le interesaba Noaelí de ese modo.

—Puff, al diablo —gruñó, saliendo de la cama, tomando un vestido al azar y una toalla para ir a tomar una ducha.

Ella no necesitaba pretender nada.

***

A ella le gustaba la pizza, pero no podía ofrecerle pizza ¿verdad? ¿Qué se suponía debía tener preparado para la cena? Tampoco quería hacer lo mismo que ella había hecho cuando él se había quedado en su casa.

—Tal vez pescado —susurró pensativo, tomando su celular para buscar alguna receta con pescados—. O podría ser también pastas.

Ay, ¡¿por qué era tan difícil?! Noaelí jamás había tenido una cita en su propio hogar, no sabía que tipo de platillo sería adecuado para una cena... Tampoco era una cita si lo pensaba mejor, pero de todos modos, quería sorprenderla con algo vistoso.

—Ejemplo de menú para... Cita —murmuró, escribiendo en el buscador.

Pero al ir leyendo una lista en una de las páginas abiertas, frunció el ceño. Nada de aquello parecía delicioso, y encima dudaba que fuera a llenar. Y sabía que a Kirash le gustaba comer.

Tal vez, podría elegir pasta, con algún tipo de salsa fuera de lo normal.

O podría llamarla, sí, eso sería más fácil.

***

¡¿Pero cómo era posible que ni un maldito delineado podía salirle?! ¡¿Por qué todo le salía mal aquella noche?!

Su celular comenzó a sonar, y con uno de sus ojos cerrados, debido a que se había pinchado con el lápiz de ojo, lo tomó, atendiendo la llamada.

—¿Quién habla?

"—Ara, soy yo ¿Es un mal momento? —preguntó inseguro."

—No, no, sólo... Estoy un poco ocupada —gruñó, intentando arreglar con una mano su delineado.

"—Lo siento, hablamos entonces cuando estés aquí."

—¿Qué necesitabas, Noa? Ya estamos hablando ahora —le dijo tomando un labial.

"—¿Qué quieres comer esta noche? No sé que podría gustarte."

—Pizza —pronunció sin rodeos.

"—¿Seguro quieres comer pizza? Yo... Creí que tal vez podría ser algo más especial."

—Entonces elige tú qué comer, Noaelí.

"—Ese es el problema, no sé que podríamos comer."

—Pues yo ya te di mi opción —pronunció tomando el cepillo para su cabello—. De todos modos lo que elijas, para mí estará bien.

"—De acuerdo, pediré pizza entonces para comer —le dijo en un tono bajo."

—Bien, en una hora te veo —expresó antes de cortar la llamada, y mirarse en el espejo—¡Demonios!

Nada le estaba saliendo bien ¡Ni un simple maquillaje casual!

***


Escuchó el timbre de su departamento, y ansioso, se fue hasta la puerta a abrirla, creyendo que se trataría de las pizzas. Después de todo, aún faltaban quince minutos para que Kirash llegara, y sabía que la jovencita era muy puntual.

Ya había arreglado la mesa, y dejado todo listo para cuando ella llegara y poder cenar.

Pero al momento de abrirla, quedó atónito al ver a la persona del otro lado. No, no era el repartidor.

—Z-Zany ¿Qué haces aquí? —le preguntó desconcertado.

—Vine para hablar contigo, hace días no hablamos, y yo quiero mejorar las cosas —le dijo mirándolo, observando su ropa—. ¿Estabas por salir?

—No, ¡Sí! —se corrigió rápidamente—. B-Bueno, no realmente.

—¿Estabas por salir o no? —le preguntó frunciendo el ceño.

—No es un buen momento para hablar ahora, estoy ocupando. Mañana si quieres podemos hablar.

—¿Por qué? ¿Estás por salir con alguien? ¿O estás esperando a alguien en tu casa?

—Zany.

—¿A quien estás esperando, Noaelí? —le dijo poniéndose en puntas de pie, intentando mirar detrás de él—. ¿O es qué ya está en tu casa? ¿Es por eso que no quieres hablar conmigo? ¿Qué te alejaste de mí? ¡Dime quién es!

—No grites por favor, no te alteres, y mucho menos en el pasillo de mi casa. Vete, es lo mejor para los dos.

—¡No hasta que seas sincero conmigo! —exclamó con rabia—. ¡¿Dime quién mierda es la mujer?!

Noaelí vio que las puertas del ascensor se abrían, y observó que era el repartidor. Miró el reloj en su muñeca, y luego a Zany, impaciente.

—Hablaremos mañana, vete por favor.

—No, no me pienso ir. Quiero ver quién es la puta que me robó tu atención.

—No me gustan las faltas de respeto y lo sabes muy bien —pronunció serio, antes de ir hasta el repartidor y pagarle las pizzas.

Pero al momento de regresar a su hogar, observó frustrado que Zany había entrado al departamento, y sólo faltaban diez minutos para que Kirash llegara.

—No, no, por favor sal, vete —le dijo dejando las cajas sobre la mesa del recibidor.

—No me pienso ir, quiero verla, conocerla para ver quién mierda es tu nueva distracción.

—¿Por qué te pones de este modo, Zany? Nosotros nunca fuimos nada, yo nunca te di... Esperanzas de nada.

—¡Porque tú me gustas, Noaelí! ¿Cómo debo hacértelo entender? ¡Me gustas! —exclamó dirigiéndose a él—. Estoy enamorada de ti.

—Pero yo no puedo corresponderte, en verdad lo lamento, pero-

—Sh, no, no digas nada —susurró apoyando uno de sus dedos sobre los labios de él, mirándolo fijo a los ojos—. Yo sé que no es verdad —sonrió, al ver que se había quedado quieto.

Pero lo cierto, es que la cercanía de las mujeres, a Noaelí le daba ansiedad, pánico.

—Z-Zany.

—En el fondo, sé que sientes lo mismo por mí, sólo que eres muy tímido —sonrió acariciándole suavemente la mejilla, acercándose peligrosamente a sus labios—. Y eso me encanta de ti.

—¿Interrumpo algo? ¿O la puerta la dejaron abierta adrede? —preguntó con el ceño fruncido Kirash, mirándolos a ambos desde el otro lado.

...

Princesa de Eritma Where stories live. Discover now