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Maratón 3/5

- ¿No era que no querías nada conmigo? - pregunté ya que ayer no me quería ni cinco centímetros cerca de él.

- Eso aún sigue vigente. - contestó serio. - No me interesa en lo absoluto tenerte cerca. - afirmó. - Pero son demasiadas preguntas las de la guía.

- Ay que lindo. - dije con voz enternecida y acaricié su mejilla. - Me estás diciendo que me necesitas. - inmediatamente frunció el ceño

- ¡No claro que no! - dijo casi en un grito. - ¡Yo nunca dije eso!

- ¡Mikasa, Mikasa! - era Armin quien venía corriendo hacia donde estábamos Eren y yo. Llegó y me tomo rápidamente de la muñeca para alejarnos un poco.

- Dame tu auto. - dijo en tono de súplica.

- Oh sí, claro. - dije sarcásticamente. - No te preocupes por mí, yo tengo un árbol de autos en el patio de mi casa junto al árbol de dinero. - le sonreí y rodó los ojos.

- Solo será por hoy. - pasó con desespero su mano por su cabello. - Te lo regreso mañana.

- ¿Pero por qué no traes el tuyo? - le pregunté.

- Mi mamá lo necesitaba porque el suyo no andaba bien. - aún no lograba entender su desesperación.

- Pero…
- Basta de peros. - me interrumpió. - Tengo una importante cena con Annie y no puedo pasar por ella en taxi. - solté una carcajada.

- ¿Importante cena? - pregunté entre risas mientras me seguía mirando suplicantemente. - Espera… - le dije y volteé hacia donde aún seguía Eren con cara de háblame y te rompo la boca de un golpe. - ¡Jeager! - grité para que volteara hacia mí. - ¿En qué vienes?

- En mi auto. - respondió sin entender.

- Tienes suerte. - le dije riendo mientras sacaba las llaves de mi bolsa y se las entregué.

- Gracias... - repitió cinco veces antes de besar mi mejilla y salir corriendo nuevamente.

- Armin se llevó mi auto. - le informé. - ¿Me llevas? - pregunté sonriente.

- No queda de otra. - contestó de mala gana y comenzó a caminar. Cerré mi casillero y caminé detrás de él hasta que lo alcancé.

- Mikasa. - me habló Annie que caminaba hacia nosotros, le di una dura sonrisa sin dejar de caminar como lo había hecho ella. - ¿Has visto a Armin? - preguntó tímida.

- Estacionamiento. - contesté sin ponerle mucha atención.

- Así que no tienes amigas. - preguntó mientras caminábamos por el estacionamiento hacia su auto.

- No las necesito. - contesté segura.

- Según lo que veo Armin es el único que tiene "acceso" a ti ¿cierto?

- Sí... - contesté y reí. - ¿Y desde cuando te interesa saber de mí?

- Simple curiosidad, la forma en la que trataste a esa chica me confirma que eres la persona más engreída que conozco. - solté una carcajada.

- Mira que coincidencia, tú eres la persona más engreída que conozco… - dije pero me arrepentí. - No… Cristha lo es. - reí. - Tú eres el más antipático y amargado que conozco. - sonreí hipócritamente.

...

- ¿Por qué no me dejaste platicar con tus hermanos? - le pregunté cuando íbamos en el auto.

- No me interesa que se relacionen contigo. - contestó fríamente. - Así que no te les acerques mucho. - dijo mientras comenzaba a estacionarse.

Entramos a la casa y todo parecía tranquilo hasta que de pronto un castaño bajó corriendo las escaleras, traía a la pequeña Hanna en su espalda y estos eran perseguidos por Axel.

- Franco, te he dicho que no corras en las escaleras y menos si traes a Hanna. - le dijo acercándose a él para tomar a la pequeña en sus brazos.

- ¡Mira Eren! - dijo Hanna con suma emoción mientras le mostraba un papel con una princesa en uno de los lados.

- Gracias Franco. - se dirijo al chico previamente regañado.

- No es nada. - sonrió antes de salir por la puerta.

- ¡Mira! - repitió la niña. - ¿Puedo ir? ¿Me dejas ir? ¡Por favor! - decía con una voz que si se estuviera dirigiéndose a mí, hubiera sido imposible decirle no.

- A ver ¿qué es? - la bajó y tomó el papel para leerlo. Me mataba la curiosidad que causaba tanta emoción en la pequeña. Me acerqué y leí el papel rosa que tenía en sus manos. Era una invitación a una fiesta de cumpleaños.

- ¡Ay que lindo! - dije con emoción. - ¿Qué lindo vestido usarás? - le pregunté sin siquiera esperar la respuesta de Eren.

- Hey hey hey. - dijo tranquilizándonos a ambas, ya que Hanna saltaba de la emoción. - Aún no he dicho que sí. - contestó serio, lo que no entendía era ¿por qué él autorizaba o denegaba la salida de la pequeña? ¿Y sus padres?

- Por favor Eren. - dijo la pequeña con sus hermosos ojos color miel.

- Oh vamos Eren, déjala. - agregué y Axel solo se limitaba a reír. - Ayúdanos Axel. - le dije riendo.

- ¿Me darás pastel? - preguntó el pequeño a su hermana.

- Sí. - contestó sonriente.

- Déjala ir Eren. - se unió.

Después de nuestros insistentes "déjala ir" y miradas de cachorros abandonados, Eren accedió a que la pequeña fuera a su primera fiesta sola.

- ¿Y qué te pondrás? - Eren rodó los ojos.

- Tiene seis años Mikasa, no es superficial como tú. - se sentó en uno de los sillones de la sala.

- No importa que tenga seis años, es una niña y a todas les gusta verse lindas. - le contesté y regresé mi mirada a la pequeña.

- Yo no tengo vestidos lindos como los tuyos. - dijo mientras tocaba mi vestido, voltee idignada con Eren.

- ¿No tienes vestidos? - pregunté para asegurarme de haber escuchado bien, y la pequeña asintió con la cabeza.

- Sí tienes, Hanna. - le contestó Eren. - Hace poco vi tu closet.

- No me quedan más. - dijo elevando los hombros.

- ¿No tiene vestidos? - susurré matando con la mirada a Eren. - Trae tus zapatos. - le dije con una sonrisa a la pequeña.

- ¿Para qué? - preguntó sin entender.
- Iremos de compras. - le dije y una enorme sonrisa apareció en su rostro.

- Hey hey hey. - se puso de pie Eren.

- Solo chicas. - lo señalé. - Y no me importa que no quieras. - Hanna subió corriendo las escaleras. - Es una niña, Eren, y no tiene vestidos. - le reclamé.

- Sí los tiene. - contestó. - Solo que no sabía que le gustaban tanto.

- ¿Si sabías que tienes una HER MA NA? - separé en silabas. - ¿Si notas el cambio en la última silaba? HER MA NA. - volví a repetir. - No hermano, es HER MA NA.

Just Me And Him [Completa]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt