CAPÍTULO X

552 76 17
                                    



Algo iba mal. Yibo lo percibía en el ambiente mientras conducía hacia el Barrio Francés. Xiao Zhan iba sentado junto a él, mirando por la ventanilla con expresión ausente.

Había intentado que hablara en varias ocasiones, pero no había modo de que despegara los labios. Todo lo que se le ocurría era que estaba deprimido por lo sucedido en el cuarto de baño. Debía ser duro para un hombre habituado a mantener un férreo control de sí mismo perderlo de aquel modo.

Aparcó el coche en el estacionamiento público.

— ¡Vaya, qué calor hace! -exclamó al salir y sentirse inmediatamente asaltado por el aire cargado y denso.

Echó un vistazo a Xiao Zhan, que estaba realmente deslumbrante con las gafas de sol oscuras que le había comprado. Una fina capa de sudor le cubría la piel.

— ¿Hace demasiado calor para ti? -le preguntó, pensando en lo mal que lo estaría pasando con los vaqueros y el polo de punto.

— No voy a morirme, si te refieres a eso -le contestó mordazmente.

— Estamos un poco irritados, ¿no?

— Lo siento -se disculpó al llegar a su lado-. Estoy pagando mi mal humor contigo, cuando no tienes la culpa de nada.

— No importa. Estoy acostumbrado a ser el chivo expiatorio. Tanto es así qur lo he convertido en mi profesión.

Puesto que no podía verle los ojos, Yibo no sabía si sus palabras le habían hecho gracia o no.

— ¿Eso es lo que hacen tus pacientes?

Él asintió.

— Hay días que son espeluznantes. Aunque las verdad es que me preocupo mucho más cuando me grita un hombre que cuando lo hace una mujer.

— ¿Te han hecho daño alguna vez? -El afán de protección que destilaba su voz lo dejó perplejo. Y encantado. Había echado mucho de menos tener a alguien que lo cuidase.

— No, n me han hecho daño -respondió, intentando disipar la evidente tensión que acababa de adueñarse del cuerpo de Zhan.

Esperaba que todo siguiera igual, pero después de la llamada de Yun Xi, no estaba muy seguro, y era bastante posible que ese tipo acabase con su buena suerte.

Estás siendo ridículo. Sólo porque el hombre te ponga los pelos de punta no significa que sea peligroso.

El semblante de Xiao Zhan era dura y severo.

— Creo que deberías buscarte una nueva profesión.

— Tal vez -respondió de forma evasiva. No tenía ninguna intención de dejar su trabajo-. A ver, ¿Que te gustaría ver primero?

Él se encogió de hombros con desinterés.

— Me da exactamente igual.

— Entonces, vayamos al Acuario. Por lo menos hay aire acondicionado -y cogiéndolo del brazo, cruzó el estacionamiento y se encaminó por Moonwalk hacia el lugar.

Xiao Zhan permaneció en silencio mientras Yibo compraba las entradas y lo guiaba hacia el interior. No volvió a pronunciar palabra hasta que estuvieron paseando por los túneles subacuáticos, que les permitían observar las distintas especies marinas en su hábitat natural.

— Es increíble -balbució Zhan cuando una enorme raya pasó sobre sus cabezas.

A Yibo, la expresión de su rostro le recordaba a la de un niño. Tenía una especia de luz interior que hacía brillar sus ojos que lo conmovió en lo más hondo.

La Maldición de Sean - [ZhanYi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora