- ¿Alguna vez, has deseado algo prohibido? Como si esa cosa estuviera en la lista de "No toques, ni codicies" pero que a cada momento te incite a....tenerlo.
Esto es una adaptación de la historia original del mismo nombre Manual de lo Prohibido con...
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Algo me estrujó el estómago cuando dijo su nombre.
- Bueno, ¿y qué quieres que haga? Toga se ha vuelto una amiga excelente y Eijirou es una persona grandiosa. A Denki lo conozco por que trabaja en el laboratorio de fotografía y es un chico sensacional. Así estoy bien, no ocupo tener tantas personas en una vida que pronto dejaré. No voy a quedarme a vivir en Venecia por siempre - dije.
- Ya lo sé, Izuku. Lo que trato de decir es que disfruta el tiempo que estés aquí.
- Eso lo hago, créeme.
- Pero....
- ¡Tu pizza está lista! - canté al oír el pitido del horno -. Me voy a dormir, te quiero, buenas noches - le lancé un beso y me fui a paso apresurado a mi habitación.
Me sentía culpable, porque la verdad era que no me entusiasmaba tanto la idea de pasar el día con Ochako, al menos no si lo veía de la perspectiva de que no vería a Katsuki, o mejor dicho, de que no estaría yo solo con él.
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Me revolqué entre las sábanas de mi cama hasta que la apenas cálida luz del sol me llegó a los ojos.
- Bestia - los golpes en la puerta no fueron tan intensos, pero sí molestos.
- Ya estoy despierto - farfullé.
Salí de mi habitación y miré a Ochako sonreírme. Me sentí mal de nuevo.
- ¿Cuáles son los planes de hoy? - pregunté, totalmente desganado.
- Conseguir un vestido y un traje elegante - me dijo.
- El próximo domingo es el cumpleaños de la señora Ryukyu y, ya sabes cómo son todas esas personas - puso los ojos en blanco -. Gastan hasta el último centavo para darle lujo al ambiente.
- ¿La señora Ryukyu? - traté de pronunciar el apellido con el acento que Ochako había utilizado.
- Sí, la dueña del Hospital, Dragoon Ryukyu - explicó.
