Capítulo 41

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Bajé las escaleras a toda prisa, mis zapatos golpeteaban rítmicamente en los escalones que pasaban debajo de ellos y salí al aire exterior llenado mis pulmones de éste

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Bajé las escaleras a toda prisa, mis zapatos golpeteaban rítmicamente en los escalones que pasaban debajo de ellos y salí al aire exterior llenado mis pulmones de éste. Estaba asustado, no sabía qué pensar o qué pensamiento en mi cabeza obedecer.

Necesitaba huir al menos por un rato, sacar a Katsuki de mi cabeza al menos por una fracción de segundo. Saqué mi móvil y tecleé el número de Toga.

- ¿Aló?

- Toga, soy yo, Izuku. ¿Podrías hacerme un favor? - pregunté, con la voz que me salía temblorosa de mi garganta.

- Claro, dime.

- ¿Podrías ir por Ochako a su trabajo?

- Pero.... ya salió, ¿no?

- Sí, pero encuéntrala en el camino, antes de que tome un taxi o algo parecido. Y ofrécete a traerla a casa todos los días, por favor - farfullé, mientras caminaba calle abajo.

- Puedo preguntar ¿por qué?

- Sólo tráela a casa, ¿quieres? Luego te explico.

- Está bien.

- Date prisa, adiós.

- Hasta pronto.

- Gracias - musité.

- No, gracias a ti.

Trunqué la llamada y devolví el celular a mi bolsillo. Me abrace debido al frío y seguí caminando sin dirección. Mi plan era que Ochako estuviera más pronto en casa de lo que suele llegar. Todos y cada uno de los días que me restaran aquí. Así, no ignoraría a Katsuki de forma tan obvia, pero sería menos tiempo estando con él y eso ayudaría bastante a que de una vez por todas controlara mis sentimientos.

Decidí parar a mitad de una calle, no sabía a dónde me dirigía y si seguía sin rumbo, seguro me perdería. No podía ir donde Denki debido a que allí no había nadie, el seguro estaría en su cita con Eijirou. La gente me esquivaba y pasaba a mi lado, totalmente indiferente, mientras yo me quedé inmóvil allí. Había caminado apenas dos calles lejos del edificio, y sabía que si caminaba más terminaría perdiéndome.

Recordé un pequeño parque a unas cuantas cuadras más, un fácil camino para seguir, así que fui hasta allá, a desperdiciar el tiempo y que se hiciera tarde solamente para no verle el rostro a él.

Cuando llegué, me apoderé de una de las bancas de metal negro que adornaban los caminos del parque y me senté a observar cómo el cielo oscurecía totalmente.

No pude evitar pensar en Katsuki, lo amaba, ni siquiera sabía cómo y con tanta rapidez. Me era absurdo, ilógico. Era casi ridículo cómo quería escapar de esos sentimientos que no debían de estar en mi corazón. Ridículo, sí. Porque en realidad estar a su lado era lo único que en este momento quería hacer.

Apreté el sobre en mis manos, haciéndolo crujir. El viento me movió los cabellos y me despejó un poco la mente, haciéndome pensar en algo que hasta el momento le faltaba atención de mi parte.

Manual de lo Prohibido (Bakudeku)Where stories live. Discover now