capitulo 28

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Siempre hay momentos en la vida que piensas "si hubiera hecho esto" "si hubiera dicho esto otro" "si no dijera esto" las cosas serían de otra manera y la culpa no te carcomeria, pero la triste realidad es que nada de esos pensamientos cambiará nada, solo puedes vivir con tus acciones y sufrir aunque no quieras.

Un peliblanco manejaba un carro "clasico", pero lo que más resaltaba esa escena no era el carro o que hiba superando los 90 kilómetros por hora , lo que más llamaba la atención eran las lagrimas del joven hombre que salían como una fuente, apretaba los dientes para no soltar un lamentable llanto lo que quería era llegar a su destino y a la ves no lo quería hacer.

Maldita sea, debí mandar checar esa camioneta o pedirle que no la sacara por el momento, soy un estupido por lo menos le hubiera escondido las llaves, algo lo que fuera - un semáforo en rojo hizo que se detuviera, con frustración golpeo el volante - ¡maldito semáforo cambia ya! - grito lleno de rabia, ya sea por el semáforo o para el mismo, el lamentable peliblanco no pudo más y empezó a sollozar, se sentía impotente, el semáforo se puso en verde y aceleró lo que menos le importaba es que una patrulla lo detuviera primero lo tendría que atrapar, solo quería llegar a su destino.

Se estacionó y no se preocupó por nada solo quería estar al lado de su padre aquel padre que lo cuido estos años y lo apoyo en todo lo que quiso hacer, con prisa llego a la recepción y agitado pregunto.

Donde está Alberto Anderson (apellido inventado no sale en la ficha de personaje lo siento) soy su hijo, me llamaron para decirme que tubo un accidente - la desesperación de Lincoln era evidente.

La enfermera lo miro y se dio cuanta que el hombre había llorado y su clara desesperación le indicaron que no mentía, miro su pantalla y le dijo.

El señor Albert está en cirugía todavía - las palabras eran monótonas, una enfermera ha visto muchas veces esta escena y ya sabía mantener una actitud profesional pero por dentro le dolía ver a jóvenes, hijos, esposas y más llegar angustiados por su familia.

Lincoln tomó cada onza de fuerza para no desplomarse en ese lugar y soltar en llanto.

¿Por favor donde puedo esperar? - los ojos vidriosos daban a entender que no quería romperse en frente de la enfermera.

La enfermera le pidió a una de sus compañera que la cubriera unos minutos y llevó a la puerta que daba acceso a la sala de operaciones y lo dejó, antes de irse miro una ves más en donde había dejado al joven hombre y al verlo se le rompió el corazón ver al hombre tapándose el rostro y sollozar ya sea de frustración o de tristeza.

Los minutos se volvieron horas, después de 8 horas salió un doctor cansado con manchas de sangre en su ropa, su mirada se veía cansada y dijo con cansancio.

"Algún familiar de Albert Anderson"

Lincoln se puso de pie como si el asiento donde estaba tuviera un resorte.

Yo... yo soy su... su hijo... ¿cómo... cómo está?, ¿está... está... bien? - en 8 horas se veían los ojos rojos, la ropa desaliñada, se veía cansado y el dolor en su rostro era claro.

El doctor le pidió que lo acompañara a su oficina no era el lugar para tener una plática tan delicada, Lincoln parecía renuente de alejarse de esa puerta hasta que su padre saliera y lo pudiera ver, el doctor soltó un suspiro de cansancio, lo que menos le gustaba de su oficio era dar las noticias que a muchos destrozaron.

Hijo ven por favor, tu padre está fuera de riesgo pero tengo algunas cosas que necesito hablar contigo- el doctor parecía cansado, ya sea por la operación o por lo que tenía que decir su vos era de cansancio.

A Lincoln no le gusto ese tono, ya sea en un trabajo, la escuela, las relaciones u otros lados un tono tan apagado no eran buenas noticias, solo rezaba que no le dijeran las palabras que más temía escuchar.

the loud house - nuevo caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora