Para Eddie, lidiar con Venom cada mañana es cuento de no acabar. Él alienígena es un desastre andante, ruidoso y desorganizado.
Si en las mañanas no lo despertaba gritándole "¡comida!", entonces hacía que se cayera de la cama, o peor aún, Venom lo tiraba en la bañera y por consecuente, Eddie despertaba mojado y tiritando por el agua fría.
Lo peor de lo peor venía a la hora de sentarse en la mesa a desayunar. Porque Venom, de vez en cuando, de manera sorpresiva hacía el desayuno y digamos que no era muy bueno en ello.
Eddie veía como todo volaba a su alrededor, platos, cubiertos, ollas, sartenes, gallinas, un segundo... ¿gallinas?
-Venom, ¿por qué demonios hay dos gallinas en la cocina?
-¡Porque estan muy tiernas Eddie! -responde Venom con una especie de sonrisa-. Se llaman Sonny y Cher.
-¿Pero qué...?
-Oh, oh, mira Eddie, ¡ya esta! -Venom con uno de sus tentáculos le muestra un plato con "comida" a Eddie-. ¡Tada!, provecho.
Eddie abre los ojos sorprendido al ver lo que hay en el plato. Una mezcla de colores y sabores que al contrario de parecer exquisitos lucen radioactivos.
-¿Qué pasa? -pregunta Venom con voz afligida-. ¿No te ha gustado?
Y ahí es cuando Eddie en vez de confesarle a Venom lo que opina de su comida se traga su asco y náusea y le sonríe.
-No Venom, solo estaba apreciando este peculiar platillo que has cocinado hoy.
-Pues lo he llamado "Contenedor de basura" -explica Venom-. ¿Sabes por qué?
-Ummm, no -Eddie ya empieza a lamentarse con tan solo oir el nombre del platillo.
-Porque tiene los mismos colores que hay en un contenedor de basura -explica, y como Eddie lo conoce tan bien, sabe que Venom esta hablando con un tono de voz emocionado-. Hay amarillo vomito, verde podrido, negro bolsa de basura, rosa veneno de rata y mi favorito, rojo sangre de animal.
Eddie no se contiene más y se dirige al baño.
A vomitar.
-¡Eddie, Eddie!, ¿estas bien? -pregunta Venom al verlo tirado en el suelo del baño.
-Si V.
-¿Entonces por qué has vomitado? -cuestiona dudoso el alienígena.
-Porque... -esa es la oportunidad que Eddie tiene para confesarse, sin embargo, nota en las facciones que conoce tan bien de Venom, que esta herido-. Quería tratar de igualar el amarillo vomito del platillo. Sip, eso mismo.
-Oh, Eddie idiota, jamás podrías igualar mi amarillo vomito -contesta Venom ya tranquilo y Eddie suspira y le sonríe.
Sin duda, las mañanas en las que Venom cocina son la peor de las torturas para Eddie. Pero no puede decírselo a Venom, después de todo, ama verlo feliz.
Aún cuando es el estómago de Eddie el que paga las consecuencias...
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